lunes, 7 de octubre de 2013

EL DIFÍCIL FINAL DEL SIGLO XIX

   Desde 1880 hasta final de la centuria, el Bajo Aragón padeció una fuerte crisis económica por la confluencia de diversos factores, que se tradujo en el inicio de un proceso de despoblación que continuó en el siglo XX. La voluble metereología con sus prolongadas sequías, tormentas y malas cosechas fue uno de los factores dominantes en esta crisis, aunque  las bajas de los precios  de los productos agrícolas, el cólera y la guerra contribuyeron a agrabar la situación. La década de los ochenta  empezó mal y continuó peor. La mala cosecha de aceitunas de ese primer año obligó al ayuntamiento alcañizano a repartir 1.200 raciones diarias de pan entre los jornaleros que mendigaban por las calles. El Diario de Avisos de Zaragoza del 3 de febrero de 1880 publicó " ....se alimentan hoy de calabaza sin aceite ni pan" y más adelante añadía "si esto sucede en esta ciudad , ¿qué pasará en los 200 pueblos que componen el Bajo Aragón¨".
Los días 7y 8 de julio de1884 hubo espectaculares granizadas sobre las cuencas de los ríos Mezquín y Matarraña. Especialmente fue la ocurrida durante el mediodía del día 8 en la cual se pesaron piedras cuyo peso oscilaba entre una libra y las 21 onzas, que rompieron la mitad de las tejas de las casas de los pueblos de La Codoñera, Valdealgorfa y Valjunquera. El granizo volvió a caer los días 18,14 y 31, afectando los términos de Foz Calanda, Calanda, Torrevelilla, Belmonte, La Codoñera, Fórnoles, La Fresneda, parte de Castelserás y Torrecilla, donde tiró toda la uva, hortalizas y aceitunas, tampoco se recogió ni vino ni aceite, murieron muchos gorriones y perdices.
El cólera castigó a los pueblos bajoaragoneses desde julio de 1885. El 2 de agosto era comentario general la mala situación que se padecía en La Codoñera Valdealgorfa. El periódico El Imparcial del día 8 mencionaba que en La Codoñera había 10 enfermos de cólera y que se habían producido dos fallecimientos. Entre el 2 de agosto y el 7 de octubre murieron 51 personas, de ellas, 35 en el mes de agosto, 11 en septiembre y 5 en octubre, castigando más el tramo de edad superior a los 50 años y a los menores de dos años. Por orden del gobernador civil de Teruel se ordenó el cierre de todas las escuelas mientras se mantuvieran focos epidémicos, situación que en La Codoñera se prolongó hasta el 11 de octubre.
Las fuertes heladas del 31 de diciembre de 1887 y del 1 de enero de 1888 redujeron la cosecha de aceitunas un 80% y estropearon un 70% del olivar.
Las malas cosechas obligaron a realizar importaciones de cereales de mercados exteriores, más baratos que los locales. A estas dificultades se sumaron la plaga de la filoxera, la escasa venta de vino y la quiebra del mercado aceitero que entró en competencia con el aceite andaluz. E l siguiente artículo de Becerro de Bengoa en el períodico El Mercantil Aragonés del 28 de enero de 1888 resume la compleja situación socioeconómica del Bajo Aragón: "Positivamente desgraciada, en su triste aislamiento, es esta provincia. Sus tierras de secano, de poca fertilidad, se destinan en general al cultivo de cereales, que en años regulares producen bastante para el consumo y aún para la exportación; pero van transcurridos ya ocho de escasez que, a una con las causas administrtivas, sostienen la crisis a gran altura. No hay apenas comercio, ni es posible que lo haya, porque sin  ningún ferrocarril (excepto unos pocos Kilómetros), sin carreteras provinciales abandonadas las vías vecinales, hácense los cambios en caballerías y carros, costando por ejemplo, la conducción del hectólitro de trigo, de Teruel a Valencia, tres pesetas. Tan atrasada y cara es la producción, que indican que debe valer el trigo en los puntos de consumo a 27 pesetas y la cebada a 17. Como no hay medios de salida, los vinos, en cuyas plantaciones y fabricación se han hecho positivas mejoras, "se hallan estancados y sin explotar". Aunque se cosechan más de 36.000 hectólitros de aceite de excelente calidad, ese mismo aislamiento y la competencia los dejan casi sin valor. Su ganadería, verdadera base de riqueza para este país, si se fomentara, atraviesa un difícil período, aunque no tan grave como el de Zaragoza. Los precios de las lanas y carnes se han reducido a la mitad. Salen de la provincia anualmente para Cataluña 120.000 cabezas de ganado lanar, 8.000 cabrío para Castellón, y 6.000 de vacuno para Valencia. Los ganaderos procuraron desprenderse de sus  existencias a todo trance y aun a precios bajos; así es que este año en la feria de Alcalá de la Selva se han presentado 7.000 cabezas de cría de ovejas ; detalle hasta aquí nunca observado. Para fertilizar su suelo aspiran los labradores a que se establezcan los pantanos de Híjar ( ya empezado ) en los términos de esta villa, La Puebla y Albalate; del río Matarraña, en los de Valderrobres y Beceite; del Guadalope o Santolea, para toda la ribera de este río en los de Castellote; los de Cibanes y la Salada, en los de Alcañiz y límite de Caspe; el de San Blas en la capital; y el del Mezquin..."
El 12 de mayo de 1888 hubo rogativas en La Codoñera, Torrecilla y Alcañiz, lloviendo algo. El Conde de Montenegrón y el Marqués de Monistrol expusieron ante el Senado el 15 de mayo 1889 la dramática situación económica de la comarca. La miseria afectó a muchos labradores que dejaron de pagar las contribuciones territoriales lo que se produjo el embargo de muchas fincas:

                                                  Nº deudores          Deuda         Valor fincas embargadas
                                                                             (pesetas )                (pesetas )
                           ..........................................................................................................................
                            La Codoñera         62                270.08                   7.638,75
                            Torrecilla              177             1. 597,56              51. 395,52
                            Torrevelilla            102                252,62              11. 784, 52

Los jornales en 1880 eran muy bajos :
          Jornal de cavar: 2,25 pesetas 
          Jornal de zabacequia para regar: 2,75 pesetas 
          Jornal del esquilador con su ayudante: 3,50 pesetas 
          Jornal mensual de un Pastor: 45 pesetas
Los precios de algunos productos de ese mismo año eran:
          100 vencejos: 0,75 pesetas
           Una burra entre 65 y 95 pesetas 
           Una pollina de 20 meses: 120 pesetas
           Un cordero: 17 pesetas
           Dos cerdos: 27 pesetas
           Un jamón: 20 pesetas 
           Una vela para la iglesia entre 1 y 6,50 pesetas
           Un certificado de defunción: 1,75 pesetas
           Arriendo de un corral: de 5 a 12 pesetas
           Contribución de la acequia del Siscar: 2 pesetas 90 céntimos

A finales de diciembre de 1880 llegó una ola de aire frío y seco. Con el nuevo año se repitió la ola de aire  siberiano con temperaturas que alcanzaron los -14 grados el 15 de enero de 1891. El intenso frío mató los retoños de los olivos que ya habían sido castigados  por las heladas de 1888. Consecuencia de la sequía 1891, en agosto emigraron muchas familias hacia Barcelona. Las lluvias y nieves del 19 de diciembre de 1891 convirtieron el Mezquín en un río caudaloso y los intensos fríos paralizaron las obras de la carretera de Morella.
En el Diario de Avisos de Zaragoza del 11 de abril de 1891 leemos que en Hijar " ...se desentierran las patatas que se hallan puestas en los campos, llegando al extremo de tener que regarlas para evitarlo...y hoy han entrdo en un corral de esta villa, han degollado un cerdo y se lo han llevado". Con la mala cosecha recogida en agosto la gente no sabía que hacer con una tierra tan seca viéndose obligada a emigrar. El trigo no podía encontrarse "aún con dinero en toda España", el 27 subió hasta 36 reales la fanega y muy ruin, que bajaban de la sierra trigo centeno y muchas mezclas".
Los precios del aceite comenzaron a bajar en 1892 y las importaciones de cereales disminuyeron los ingresos de los productores, provocando la quiebra de los pequeños propietarios y del valor de sus tierras. También se produjo un reducción del número de cabezas de ganado. A todas estas dificultades, cabe añadir la impopularidad del impuesto de consumos que castigaba la economía doméstica y se traducirá en motines y altercados.
La crisis económica propició un aumento de la delincuecia, que era severamente castigada por las ordenanzas municipales, así por un hurto de patatas en 1882 se pedía prisión provisional. Consecuecia de esta situación fue la emigración de más familias y la aparición de focos de bandolerismo. Entre los últimos bandidos que merodearon por el Bajo Argón destacó la cuadrilla formada  por los hermanos  Francisco y Bonifacio González, Juan Conesa y José Arcos los cuales habían realizado numerosos robos y dos asesinatos. En la detención de esta banda jugó un importante papel la Guardia Civil del puesto de La Codoñera, el 16 de diciembre de 1899. Poco antes , el 23 de septiembre  de 1898 se había firmado el contrato de arrendamiento de la Casa Cuartel de la Guardia Civil entre el primer jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Teruel y Francisco Molins Margelí, alcalde de La Codoñera.
Las guerras de Cuba y Filipinas exigieron su tributo de jente joven. En noviembre de 1886, los municipios fueron advertidos para que impidieran que se ausentaran de sus pueblos los individuos mayores de 15 años y los menores de 32 y no eludieran la prestación del servicio militar. La impopularidad de las quintas y la posibilidad de entrar en guerra, provocó un aumento de las alegaciones de los mozos justificadas como viudedad, pobreza familiar, inutilidad física o tener hermanos en la guerra. En el mes de julio de 1899 regresaron los últimos soldados, acontecimiento que las madres celebraron con novenas de agradecimiento dedicadas a la Virgen.
En 1898 el precio del trigo descendió entre un 30 y un 40% de su precio y el del aceite un 20%., al restringrirse su uso a fines exclusivamente alimenticios, reduciéndose las rentas agrarias y el valor de la tierra. Todo ello provocó el éxodo de la población rural. En Calaceite entre 1890 y 1907 emigraron cerca de 500 familias según Vidiella. Tal cúmulo de desgracias hicieron exclamar a Castelar: " El estado de Aragón es triste. Su cielo implacable, no ha llovido una gota de agua desde 1899. ¡ Oh ¡ . Están por ende, los campos desolados. La población decrece cada día en términos que las emigraciones, allí donde la gente ama con amor tan intenso el suelo natal, parecen antiguos éxodos. Se caen las casas por no haber habitantes, se van los habitantes azotados por todas las plagas inigualables". Los precios se dispararon: el arroz subió a 40 reales la arroba, las judías a 12 pesetas la fanega, el trigo no se podía comprar ni con todo el dinero del mundo con precios de 33 pesetas.
Como hemos podido ver, la crisis nos afectó gravemente y sus secuelas se prolongaron dramáticamente en en el siglo XX. Esperemos que los problemas  que nos afectan con la actual crisis podamos superarla con el esfuerzo de todos y que pronto como un recuerdo histórico.

   Artículo publicado en el programa de l fiestas patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de 2013

domingo, 21 de julio de 2013

EL BATALLÓN CODOÑERA

   Con la venida de los llamados "Cien mil Hijos de San Luis" en ayuda de los realistas y la posterior caída del Trienio Liberal, los absolutistas intentaron erradicar la obra realizada por los constitucionales y volver a la situación del 7 de marzo de 1820. A nivel municipal se perdieron los derechos electorales. El alcalde y regidores pasaron a ser nombrados por la Real Audiencia a propuesta de una terna presentada por la corporación cesante, en la cual debía constar que los propuestos estaban limpios de la "infame nota constitucional".
A mediados de junio de 1823 se crearon los Voluntarios Realistas, a modo de milicia armada compuesta por civiles bajo la autoridad militar, pero en el ámbito municipal.
En febrero de 1824 se formalizó el Reglamento para los Cuerpos de Voluntarios Realistas.
Los voluntarios de las partidas realistas fueron enviados a sus casas donde se les ofreció la posibilidad de alistarse en los Cuerpos de Realistas. Los jefes de las partidas fueron calificados como oficiales y suboficiales, después de un proceso de recalificación, pues muchos de ellos experimentaron rápidos ascensos, aunque muchos de ellos no sabían leer ni escribir, lo que les impedía conservar su graduación en el ejército. Muchos oficiales fueron retirados con licencia ilimitada, cobrando una paga irregular y con retrasos. Otros fueron recalificados de tenientes, a pesar de los altos cargos anteriormente ostentados. Los ilimitados se convirtieron en el baluarte del ultrarrealismo durante toda la década absolutista y en un instrumento político de la oligarquía local.
El nombre de Codoñera fue asignado en 1833 a uno de los seis batallones que formaron la Tercera Brigada de Alcañiz, de la Subinspección de Aragón del Cuerpo de Voluntarios Realistas. Su primer comandante fue Luis Bayod, subteniente de infantería en excedencia. El segundo jefe del batallón fue, Ramón Martín Jaime, mutilado en esta villa, casado con Doña Isabel Molins, según rezaba una vieja inscripción gravada en su casa de la calle Oriente el 26 de enero de 1828 (actual casa Rural ).
El número de Voluntarios Realistas en ese año ascendía a 86 individuos, pertenecientes al arma de infantería. Aunque la aplicación estricta del reglamento no permitía el ingreso en las filas realistas a los jornaleros y a quienes no pudieran mantenerse a sí mismos y a sus familias en los días en que les tocara servicio en su pueblo, poco a poco se facilitó el acceso a las clases populares. La oficialidad pertencía mayoritariamente a las familias acomodadas. Otros mandos del batallón fueron:
                                        Teniente de Infantería y Capitan de Voluntarios, José Dolz
                                        Teniente de Voluntarios, Antonio Faci
                                        Oficial de Voluntarios, Manuel Cases
                                        Subteniente de Infanería, Pedro Gimeno
                                        Sargento de Voluntarios, Ramón Badía
Los Voluntarios disponían de grandes prerrogativas, como el beneficio de los encausados a penas de arresto o prisión por sus delitos, que podían cumplir en su propio cuartel. A su cargo quedó el cuidado de los malhechores dentro del pueblo. Durante casi diez años destacarían por su violencia en la represión de los liberales.
Del mantenimiento de los gastos derivados del funcionamiento de los Voluntarios se encargaban los ayuntamientos mediante los Productos de Propios. Se crearon unos arbitros que fueron permitidos por el Capitán General de Aragón, Conde de España, para calmar su creciente descontento y mejorar su situación económica. En la relación de los arbitros de La Codoñera para atender al armamento, equipo y vestuario, firmada por el alcalde Manuel Secas y el diputado provincial Mariano Celma el 8 de junio de 1826, figuran 86 vecinos Voluntarios de Infantería y ninguno de Caballería. La concesión del 25 de mayo de 1825 ascendía a 2.533 reales, fue dada a: Joaquín Blasco, Rafael Moliner, Valero Angosto, Joaquín de Gracia, Mariano Faci, Enrique Faci, Marco Soler y Mariano Sanz. El dinero entrgado, sin ninguna formalidad,se empleó en la enseñanza de tambores, en la compra de una caja de guerra y en los cordeles para los tambores. Los arbitros procedían de los sobrantes de Propios:
        -16 maravedíes por carga de hortaliza vendida en el pueblo
        -32 maravedíes por carga de pucheros y tinajas
        -32 maravedíes por carga de bellotas, nueces y legumbres
        -4  maravedíes por almud de judías
       -32 maravedíes por arroba de arroz
       -16 maravedíes por cántaro de vino
       -8  reales por arroba de aguardiente
       -1 maravedíes por libra de carnicera de abadejo y pescado
       -4 maravedíes por carga de sardinas
       -4 maravedíes por fanega de trigo, cebada y panizo
      -10maravedíes por carnicera de carne
     -8 maravedíes por menudos de carnero, oveja, macho y cerdo
    - 2 maravedíes por libra de miel
    -1 real por arroba de cera
     -1real por arroba de turrones, peladillas
     -4 maravedíes por cada peso duro de balón de cada cerdo vendido sin pesa
     -2 reales por cada día que venda cualquier botiguero y 16 por cada día que vendan los quinquilleros, caldereros y demás clases que trajinen
El descontento de los Voluntarios con la orientación política del gobierno y el hecho de disponer de armamento propio y organización militar propició algunos levantamientos como el protagonizado en mayo de 1824 por el brigadier Joaquín Capapé. La intentona fue apoyada por Grimarest, Capitan General de Aragón, que consideraba moderada la política de Fernando VII. En esta sublevación también intervino el teniente Manuel Carnicer, que años más tarde destacaría en los inicios de la primera Guerra Carlista. La conjura fue descubierta y los conjurados fueron procesados. El 30 de mayo se ordenó  que el comandante de Voluntarios Realistas de La Codoñera, Martin Jaime de Gracia que se pusiera en marcha, sobre las armas, en dirección a Zorita. El 19 de junio se concedió el indulto y perdón general, con relación a penas corporales y pecuniarias, a "todas las personas que desde el principio del año 1820 hasta el primero de octubre de 1823 hubiren participado en los excesos y desórdenes ocurridos en el Reino con objeto de sostener y consevar la pretendida Constitución de la Monarquía." Se exceptuaban los reos de conspiración que se encontraban en las cárceles. Los conatos de insurgencia se sucedieron uno tras otro. El 20 de septiembre se sublevó José Ralda al mando de una partida de 74 hombres con cuatro oficiales y un capellán agustino, con la que recorrió las tierras de Alcañiz, Caspe, Peñarroya, Puertos de Beceite y el Maestrazgo.
El 29 de septiembre de 1833 murió Fernando VII. Su fallecimiento fue publicado en el Boletín Oficial de Aragón del 4 de octubre. Cuatro días más tarde, Joaquín Díaz Porcar, comandante de la columna móvil del Bajo Aragón, ordenó la desmovilización de los batallones de Voluntarios Realistas, entonces ya muy desprestigiados y convertidos en baluarte de la reacción. Poco después, un decreto fechado el día 25 dispuso que fueran desarmados y se recogieron sus armas, dejándoles sólo el vesturio, aunque esta orden que no se cumplió en muchas localidades.
Tras la muerte de Fernando VII, comenzaron los pronunciamientos a favor del Pretendiente Carlos en Calatayud, Daroca, Teruel, Barbastro y Alcañiz. En esta última el brigadier Puértolas se conjuró con los partidarios carlistas de Calanda, Caspe y Morella. El gobernador militar de Alcañiz, abortó la conjura presentándose el día 6 de octubre en su casa deteniendo a los reunidos. Manuel Carnicer que también se hallaba comprometido en la intentona consiguió escapar. El 12 de octubre Carnicer se presentó en La Codoñera con ocho hombres armados . Entró en el Ayuntamiento y abrió las puertas de la cárcel en nombre  Carlos V liberando a los tres presos que había. Una parte del contingente de Voluntarios de La Codoñera se unió a la partida de Carnicer siguiendo a sus jefes naturales, Luis Bayod y Martín Jaime, engrosando el incipiente ejército carlista. Situación acorde mantenida por el historiador de Alcañiz Pedro Rújula, que considera que en 1833 los Voluntarios Realistas habían asumido, en su mayor o menor medida la ideología carlista.


   Artículo publicado en el programa de las fiestas patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de 2012

                        

domingo, 23 de junio de 2013

BREVE HISTORIA DE UN FORROLL

   Cuando en el año 1579 se terminó la construcción de las llamadas Casas de la Cofradía, se pretendía que la magneficiencia de la edificación reflejara el poder del Concejo tras liberarse parcialmente de la Orden de Calatrava. Con la Concordia del año 1624, La Codoñera pasó a ejercer su jurisdicción sobre las causas sumarias inferiores a las 20 libras jaquesas, poder que se iría incrementando en las sucesivas concordias que pactaría con la ciudad de Alcañiz, como barrio dependiente de ella. Finalmente, la concesión del título de Villa en 1776 le permitió poner "horca y picota y las demás insignias de jurisdicción que suelen y acostumbran poner las otras villas que usan y tienen jurisdicción por si y sobre si". Con este motivo, debió modificarse la distribución original de las dependencias del antiguo edificio concejil. En la parte posterior de la planta baja, se habilitaría el espacio necesario para el calabozo y la cárcel. Estos servicios se emplazaron en el lugar que ocupaban las primitivas escaleras y las antiguas caballerizas, que en la actualidad son utilizadas como bar y como escenario del teatro. Estos locales solían ser poco higiénicos, estando muy mal ventilados, se cerraban con una gruesa cerradura o forroll. Entre quienes estuvieron encerrados tras sus rejas    tenemos las figuras de Pedro Sanz y de Miguel Insa, que estuvieron presos por orden del alcalde José Faci, desde el 3 de marzo al 5 de mayo de 1783, siendo absueltos de la causa criminal ejercida contra ellos según sentencia dada en Zaragoza el 27 de enero de 1786 que condenó al alcalde y escibano a abonarles 6 reales de vellón por el tiempo en que estuvieron presos y al pago de las costas procesales que ascendieron a 957 reales de vellón con 12 maravedíes de vellón. El escribano Francisco Alcober, poco después, sería arrestado en el Ayuntamiento y condenado posteriormente, por las irregularidades cometidas en el ejerccio de su cargo.
Bajo el reinado de Fernando VII, las cárceles fueron empleadas como lugares de detención de los opositores políticos. El sargento ilimitado Ramón Badía, residente en La Codoñera, fue acusado de haber participado en una intentona de sublevación en Cataluña. El capitán de Beceite, Francisco Tomás Iturqui dictó la correspondiente orden de captura el 2 de febrero 1828. En mayo de 1830 se encontraba detenido en las cárceles de La Codoñera.
El hecho más significativo relacionado con la cárcel de La Codoñera tuvo lugar tras la muerte de Fernando VII, ocurrida el 29 de septiembre de 1833.
En el mes de octubre se fraguaron intentos de pronunciamientos carlistas en Calatayud, Daroca, Teruel, Barbastro y Alcañiz. En esta última, el brigadier Puértolas intrigaba con los carlistas de Calanda, Caspe y Morella. El gobernador militar de Alcañiz, Juan José Acuavera, sospechando la conjura que se tramaba en casa de Puértolas, se presentó el día 6 de octubre en su casa y detuvo a los reunidos. Manuel Carnicer que tambien se hallaba comprometido en la intentona, avisado a tiempo, logró escapar. Acompañado de 22 hombres se dirigió a Morella, cuyo vecindario, aunque secundaba su causa, temía precipitarse y le rogó que no entrara en la población. Carnicer se retiró por el Forcall y el día 12 de octubre se presentó en La Codoñera con ocho hombres armados. Entró en el Ayuntamiento y abrió las puertas de la cárcel en nombre de Carlos V liberando a los tres presos que allí había. El pronunciamiento de Carnicer en favor de don Carlos causó un enorme impacto en toda la región y estimuló al levantamiento del Maestrzgo, el 13 de noviembre. Los historiadores del siglo XIX situaron el inicio de la guerra civil en Aragón en el momento en que Carnicer "dio el grito de rebelión el 12 de octubre de 1833 en La Codoñera". Aunque este primer intento de sublevación fracasó, poco después triunfuría de la mano de Ramón Cabrera, cuya presencia esterá muy ligada a la historia de La Codoñera, y en cuyas filas participarían como voluntarios cerca de 50 vecinos.
El Real decreto del 30 de noviembre de 1834 que creó las provincias y los partidos judiciales, situó en cada pueblo de primera instancia un juzgado con la correspondiente cárcel del partido. Estas disposiciones mermaron considerablemente el papel de las cárceles municipales y condujeron a la desaparición de la mayor parte de ellas por su falta de condiciones higiénicas. Los Juzgados Municipales, creados por la Ley Orgánica del Poder Judicial del 15 de septiembre de 1870, redujeron su papel a los actos de reconciliación entre vecinos, y los juicios verbales o de faltas cuya cuantía fuera inferior a las 500 pesetas con la imposición de penas de pocos días de privación de libertad.
En 1939, al término de la Guerra Civil, los calabozos recuperaron durante unos meses su papel represor con todos aquellos que regresaban al pueblo, a la espera de que la situación fuera resuelta según las normas dictadas por las nuevas autoridades.
Cuando a mediados de la década de los años setenta se procedió a remodelar el Ayuntamiento desapareciendon los recintos de la cárcel y la mazmorra. De todo este oscuro pasado sólo se ha conservado la puerta de la antigua cárcel y el enorme forroll que cerraba la puerta. Ahora en su nuevo destino cierra el perímetro de un huerto de la Vall.



   Artículo publicado en el programa de las fiestas patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de  2011.

sábado, 22 de junio de 2013

LA FONT DEL LLAVADÓ

   Durante siglos los habitantes de La Codoñera se abastecieron de las aguas que manaban de la Font del Llavadó, siendo su cercanía al pueblo posiblemente uno de los factores que debieron contribuir al asentamiento de los primeros pobladores en este lugar. Su topónimo actual se remonta a la segunda mitad del siglo XIX cuando se construyeron los lavaderos.
Las aguas tienen su origen en la filtración de las lluvias que recoge la cuenca receptora del barranco de la Vall, de unos 9 km2 de superficie, lo que le proporcionaba un caudal medio que fue estimado en los años setenta en unos 6 m3/h. Según su composición química, estas aguas pertenecen al tipo de las bicarbonatadas cálcicas. Un análisis de las mismas ofrece la siguiente tabla de valores:
Conductividad = 1.360 uS/cm     Dureza total = 78ºF    Bicarbonatos = 350 mg/l
Calcio             = 166 mg/l           Sulfatos        = 400 mg/l  Magnesio   = 90  mg/l
Cloruros         =  70  mg/l           Sodio           =  56  mg/l Ph               = 8,1

Las primeras referencias escritas que nos hablan de la presencia de esta fuente se encuentran en un documento fechado el 23 de febrero del año 1488, en el que el escudero alcañizano Guillen Claver solicita del comendador de Alcañiz permiso para construir un molino oleario en el barrio de La Codoñera, en la partida llamada "debaxo de la fuente".
Escrituras notariales de 1503 hablan de la Font Vella situada junto a la senda vecinal y de la Font en el camino de La Ginebrosa. Los protocolos notariales de los años 1578 y 1588 nos mencionan el Camino de la Fuente junto a los corrales y pastos ( ferreginales ).
Los excedentes hídricos permitían la alimentación de la balsa de amarrar el cáñamo junto al molino aceitero y el riego de una huerta en continua expansión. La partida de La Fuente la encontramos en 1620, junto a bancales de tierra. Saltando en el tiempo encontramos documentos notariales del año 1788, que nos hablan de la calle de la Cuesta de la Fuente y del Portal de la Fuente que cerraba la población en esta dirección. Por esos mismos años funcionaba una fábrica de jabón junto al molino, actividad que perduró hasta finales de la década de 1830.
La falta de agua en los años que siguieron a la terminación de la Guerra de la Independencia, obligó a los miembros de la Junta de Propios y a los propietarios de la acequia del Siscar a tratar el problema en una sesión celebrada en marzo de 1816. En el acta de la reunión comprobamos como la Font de la Vall continuaba siendo el principal recurso de agua del pueblo, ".......en este término y en sus inmediaciones sólo existe una fuente escasa y una balsa que recoge las aguas en tiempos de lluvias". Estas deliberaciones concluirán con la petición de construir un pantano sobre el río Mezquín que posibilitara el riego de las tierras.
El Diccionario de Miñano de 1826 cuando describe el término de La Codoñera, dice que es escaso en agua y que sus habitantes se abastecen de una única fuente para el consumo de todo el pueblo. Unos años más tarde, Madoz, en 1847 anota que se bebe agua de la fuente llamada de la Villa, que brota a 1.000 pasos al sur del pueblo, cuyas aguas son de buena calidad y manan por tres caños que fluyen a un abrevadero y a una balsa que es utilizada como lavadero y para fertilizar las huertas. En 1855 era conocida como La Font de la Vall.
Cuando en 1930 se inaguró la conducción de aguas que traía el preciado líquido desde la Font de Gil se inició el declive del interés general por esta fuente ante la mayor comodidad que representaba obtener el agua en las fuentes públicas que se instalaron en el pueblo. En el año1970 se inaguró la nueva acometida de aguas, las conducciones hasta las viviendas, así como la red de alcantarillado. Las aguas empleadas para el abastecimiento procedían de la Font de Gil ( 0,4 l/s ) y de la Font de la Vall  (1,6 l/s ). Esta importante mejora supuso cerrar el acceso y las pilas del abrevadero fueron  llevadas al pueblo para instalarlas en la calle de la Herrería.



   Artículo publicado en el programa de las fiesta patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de 2010

domingo, 9 de junio de 2013

LA ACEQUIA DEL MOLINO SISCAR

Las referencias a riegos en La Codoñera anteriores a sus Estatutos de 1624 son muy escasos, lo que contrasta con la minuciosidad con la que se regulan otros aspectos de la comunidad. Hasta el siglo siguiente, en los años 1722,1724 y 1729 no se abrieron nuevas acequias en el curso bajo del Mezquín. La Codoñera intentó sin éxito, en 1733, construir un azud con su acequia en el término de Belmonte. El 7 de enero de 1743, el Justicia de Monroyo y los regidores de La Codoñera, concedieron permiso al infanzón Jorge Siscar para aprovechar el agua que salía de la botana del molino llamado de Boned y del barranco que baja de Belmonte, para que fueran usadas en la fábrica del molino de harina que poseía el citado Siscar. Por el disfrute de las aguas, se pagaría un treudo anual y perpetuo con cargas de comiso, luismo y fadiga, según privilegio de la villa de Monroyo, otorgado el 27 de julio de 1301, sobre las aguas y fábricas construidas en el río. El 8 de septiembre de 1745 se firmó la escritura de capitulación para abrir la nueva acequia desde el molino del Siscar hasta las tierras de los herederos de José Lombart y José Blasco en la Vall de Albalad. Las partes firmantes fueron el mercader Juan Casamayor y los también vecinos de La Codoñera, Miguel Gisbert, Vicente Casanova, Juan Antonio Paricio y Francisco Celma, herederos de las paradas de Las Bujosas, Foias y Val de Albalad. Anteriormente, en 1742 Jorge Siscar había cedido de sus derechos a favor de la alfarda de la acequia de Siscar. En el contrato de obra se especificaba que Juan Casamayor se obligaba por el precio de 1900 libras jaquesas a construir a su cargo, en el plazo de un año una acequia de 5 palmos de ancho por 4 de alto, con pareses y calzadas.
El 5 de julio, el Concejo, presidido por el alcalde Juan Antonio Paricio, concedió licencia a los vecinos para tomar las aguas del azud del Siscar, aplicando el acuerdo que los hortelanos habían establecido el 28 de marzo de 1726 con el difunto Jorge Siscar.
Iniciadas la obras, Juan Antonio Paricio (alcalde ), Miguel Gisbert, José Molins, Vicente Casanova y Francisco Celma (maestro de obras), quedaban obligados a pagar a Jorge Siscar 2150 libras jaquesas según la escritura del 3 de mayo de 1746. Sin embargo, al no poder cumplir con su obligación en los plazos estipulados: quedaba amenazada la terminación de la obra.
El 11 de octubre de 1747, el carpintero Francisco Foz solicitó el pago de 47 libras de plata por su trabajo en la acequia, cuya zanja estaba abierta para riego hasta la jabonería de Manuel Royo, junto al camino de Belmonte. Para solucionar el problema, el 29 de noviembre de 1747, se acordó que Antonio de Ríos, mercader de Alcañiz prestara dinero a Jorge Siscar. A cambio, los herederos de las partidas del Valillo, Forniello, Montet, Foyas, Horteta, Bujosas, Termenya, Cantereses, Foyeta, Val de Albalat y La Solana, otorgarían una escritura de obligación con Antonio de Ríos, por la que se comprometían a entregarle en los siguientes doce años, el seseno del producto de todos los frutos (trigo, cebada, avena, judías, cáñamo, olivas, uva, panizo) de las heredades comprendidas debajo de la acequia de riego, desde el cárcabo hasta la jabonería de Manuel Royo en el camino de Belmonte.
El 5 de junio de 1770 se construyó un nuevo puente de piedra a cargo de Manuel Aguilar, alarife de Valdealgorfa, por el precio de 253 libras y cinco arrobas de aceite para el betún del puente. El puente debía tener forma de arco de doce palmos de luz, de punto rebajado o redondo con otros dos arcos de menor radio que le sirvieran de estribo a ambos lados con un grosor de dos metros. La longitud total de la acequia es de 6,5Km, siendo su desnivel medio del 1%. A lo largo de su recorrido se encuentran tres balsas que permiten una mejor distribución de los riegos: la del Molino Siscar, la del Valillo y la de las Bujosas.
El principal uso de sus aguas era el regadío. En 1940 se regaban 180 Ha. de olivar y 20 Ha. de cereal. 
Durante el mandato de Francisco Flores, alcalde de La Codoñera, el 20 de marzo de 1772 se redactaron las Ordenaciones de la Acequia del Molino Siscar "a fin de evitar algunos excesos por falta de gobierno, orden, y régimen en la Acequia del Cárcabo del Molino de Siscar". Las ordenanzas fueron aprobadas el 25 de enero de 1774, contienen 20 disposiciones que regulan el funcionamiento o gobierno de la acequia . Sus títulos son:
1ª- Prescribe las facultades que se atribuyen a la Junta de la Acequia del cárcabo del Molino Siscar.
2ª- De la forma, modo y día en que se ha de hacer la extracción de Procurador y demás oficios.
3ª- Que los pleitos que ocurran sobre esta acequia se sigan donde el Ayuntamiento y de que forma se han de costear.
4ª- Que se haga un arca para el caudal y libros de la acequia y quienes han de tener llaves.
5ª- Tiempos en que deben hacerse las antípodas de las heredades.
6ª- Del número de herederos que debe haber para celebrar la Junta General
7ª- Que se nombre persona que diariamente anote los jornales y demás gastos.
8ª-Nombramiento de Zabacequia y Celacequia.
9ª-Cuando y en que forma deberán darse las cuentas de la acequia y calidad de los contraventores.
10ª- Que la alfarda se cobre en dinero en el mes de marzo.
11ª- Que ha de ser cargo del procurador la cobranza de las alfardas y en que forma y salario.
12ª-Tiempo en que deberá hacerse la limpieza de la acequia.
13ª-Quienes pueden hacer las altas o bajas de las alfardas de la acequia.
14ª- Del tiempo en que se han de poner las aguas en ador y pena de los contraventores.
15ª-Pena de los que dejen agua perdida o filas abiertas.
16ª- Tiempo en que ha de poderse regar la tierra, sembrados, olivares y hortalizas.
17ª- De la forma que han de hacer los repartimentos de alfardas y reparaciones de la acequia.
18ª- Salarios del zabacequia y secretario.
19ª- Que si alguno de los que no se obligaron al sereno que están hoy comprendidos  en el riego, la Junta General pueda admitirlo.
En la reunión de la Junta de Regantes celebreda el 18 de febrero d 1783, se discutió el problema causado por quienes cerrban los huertos incluyendo la acequia y mudaban su cauce. Para evitar abusos se redactó una Adicón a la s Ordenanzas que establecía una pena de 30 reales para los infractores. En 1853 se confeccionó el Catastro de la Acequia del Molino Siscar que fue actualizado el 27 de marzo de 1880. En la relación de propietarios de tierras regadas había terratenientes en: Aguaviva, Alcañiz, Belmonte, La Cañada de Verich, Castelserás, La Cerollera, Fórnoles, Foz-Calanda, Mas de las Matas, Monroyo, Muniesa, Peñarrya, Tortosa (Conde Samitier), Torrevelilla, Torrecilla, Valdealgorfa y Zaragoza.
Entre 1930 y 1934, el sueldo del zabacequia era de 92 pesetas trimestrales. En 1956, el celador era Félix Sanz Celma que cobraba trimestralmente 546 pesetas.
Las sequías que caracterizaron el final de la década de los años ochenta y el aumento de la demanda de agua con la construcción de granjas obligaron al Ayuntamiento a buscar nuevos recursos hídricos; el uso de acequia disminuyó y finalmente fue abandonada. Poco a poco su cauce va despareciendo, resultando imposible seguir en muchos tramos por el crecimiento de la vegetación, los rellenos de tierras para ampliación de caminos o campos colindantes.
Aunque la acequia sea ahora un recuerdo histórico, no podemos caer en el olvido de esta obra de ingeniería del siglo XVIII que permitió durante más de doscientos años la prosperidad de nuestro pueblo.


Artículo publicado en el programa de las fiestas patronales de San Cosme y San Damián de septiembre de 2009.

domingo, 2 de junio de 2013

LA MORA ENCANTADA . LA NEVERA DE LA CODOÑERA

E l consumo de bebidas refrescantes constituye una de las sensaciones más agradables que asociamos a la canícula estival. Nuestra vida sin los frigoríficos de que disfrutamos se nos haría muy difícil de imaginar. Antigumente estas experiencias estaban representadas por el consumo de nieve y de hielo del que intentaban disponer ciudades, pueblos y aún los conventos. La nieve durante el verano se convirtió en un producto de primera necesidad que era demandada por la sociedad para emplearla en actividades tan diversas como la medicina, la conservación de alimentos o el consumo de bebidas y comidas refrescantes. Su comercialización se convirtió en un floreciente negocio que alcanzó su mayor auge en el siglo XVII y que se prolongó hasta las primeras décadas del siglo XX cuando apareció el hielo industrial. La importancia del producto motivó que muy pronto fuera objeto de regulación por parte de los entes locales que arrendaban los pozos de nieve o neveras y fijaban las condiciones que regulaban su distribución.
La nevera de La Codoñera se encuentra a una altitud de 501 metros. Fue construida en las llamadas Eras Bajas, que con el paso del tiempo pasaron a denominarse Eras de la Nevara. En el año 1736 la calle por la que se accedía pasó a denominarse Calle de la Nevera y en 1790 el conjunto de casas situadas en sus inmediaciones formó el Barrio de la Nevera. Se desconoce el año en que fue construida, pero en 1680 fue objeto de obras de remodelación por parte de sus propietarios, la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario. Su planta es circular, con unas paredes interiores de piedra sillar sencilla ajustada con argamasa o mortero de cal, que dejan un diámetro útil de 3 metros. Su aislamiento del exterior se consigue mediante un relleno de tierra de 3 o 4 metros de grosor y un muro exterior de manpostería ajustada con argamasa de cal. El diámetro final de la construcción varía entre los 11 metros en dirección NE-SO y los 8,6 metros en dirección NO-SE. Su profundidad se desconoce por encontrarse rellena de escombros, solía oscilar los 9 metros , como el caso de la de Belmonte. La cubierta de piedra no se ha conservado. Alberto Bayod, que ha estudiado las neveras del Bajo Aragón, considera que nuestra nevera sería de capacidad media o pequeña.
En los arrendamientos se establecían los períodos obligatorios para disponer de nieve ( o de hielo ) aunque solía ir desde primeros de mayo hasta mediados de octubre, establciéndose penalizaciones para el supuesto en que se terminara la nieve. La normativa de los arriendos obligaba al suministro de nieve gratuita a los enfermos. También se hacía distinción entre vecinos y forasteros, con un menor precio para los primeros. En los contratos se fijaba un precio fijo de venta que debía mantenerse durante toda la temporada, con una cantidad mínima que el comprador debía adquirir obligatoriamente. El precio normal de venta era de un dinero por 14 onzas de nieve o hielo  . Cuando la nieve escaseaba, se reducía la cantidad de nieve ofrecida que pasba a 12 onzas.
Como muestra tenemos el arrendamiento de la nevera de La Codoñera para el año 1691 que fue adjudicado a Thomas Alcober, espartero, por 470 sueldos jaqueses, actuando como fiadores Jusepe Gisbert y Jusepe Velilla. El contrato especifica que debe proporcionar 14 onzas de yelo o de nieve por un dinero durante el período comprendido entre la Santa Cruz de Mayo y el segundo domingo de octubre. El día de Todos Santos la nevera debía hallarse limpia y desocupada.

   Artículo publicado en el programa de las fiestas patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de  2008.

ARRENDAMIENTO DEL MESÓN DE 1692

A finales del siglo XVIII, La Codoñera poseía como Bienes de Propios la carnicería, el mesón, la tienda,. el molino de aceite, el horno de pan cocer, la nevera, la taberna y algunos otros que el Concejo arrendaba a particulares mediante subasta por un cierto número de años. A continuación transcribimos el documento notarial de arriendo del mesón en 1692.
"Capitulaciones para el arrendamiento del mesón del lugar de La Codoñera para tiempo de tres años que comenzarán a correr desde el primero día de henero del año mil seyscientos nobenta y dos y fenecera el primero de henero del año mil seyscientos nobenta y cinco con las condiciones siguientes:
Primeramente es condicion que se arrendara el dicho meson al que mas los hiciere del lugar.
Item es condicion que el que arrendare el meson aya de de hospedar a todos los forasteros y darles lo necesario con su dinero de lo que se hace de el.
Item es condicion que el que arrendare el meson tenga obligacion de hacer una cama siempre que los SS Jurados la pidieran sin interes.
Item es condicion que el que arrendare dicho meson no pueda tener ni permitir en el ningun genero de juego de naypes de resto bajo pena de sesenta sueldos.
Item es condicon que el que arrendare dicho meson aya de pagar el precio del arrendamiento en tres pagas, una cada año para el dicho dia primero de henero.
Item es condicion que el que arrendare dicho meson se aya de obligar y dar fianzas a gusto de los SS Jurados y Consejo y pagar la fianza al corredor.
El arrendamiento de este año fue dado a Tomás Secas menor por 660 sueldos jaqueses. Los Jurados del año eran Geronimo Blasco y Juan Paricio y el notario fedatario del acto Jaime Josep Blasco

  Artículo publicado en el programa de las fiestas patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de 2007..

REPRODUCCIÓN DE ANUNCIOS PUBLICADOS EN EL HERALDO DE ARAGÓN EL 8 DE OCTUBRE DE 1932 FIRMADO POR MANUEL SANZ

Con extraordinaria brillantez y animación se celebraron las fiestas en honor de los patrones San Cosme y San Damián.
El día 24, a las doce hubo repique general de campanas.
El día de la festividad el veterano dulzainero de las Parras alegró al vecendario con un bonito pasacalles. Por  la mañana hubo solemne misa y reparto del pan bendito.
A las doce y organizada por la sociedad  "E l Recreo, tuvo lugar una gran rondalla que recorrió las principales calles de la población causando la admiración del vecindario, distinguiéndose en la ronda los cantadores Pedro Alcober y Pascual Bosque.
A las cuatro de la tarde, y con mucha animación se celebraron las siguientes carreras: Primera, pedestre, venciendo Eusebio Celma. Segunda: pedestre infantil. Tercera: ciclista, siendo el vencedor el gran corredor de esta villa José Asanza. Cuarta: carrera de sacos, venciendo José Alcañiz.
Terminadas las carreras y amenizado por los dulzaineros, hubo un animado baile en la plaza de la Libertad, continuándose bailando en la misma plaza desde las nueve de la noche hasta bien entrada la madrugada.
El día 27, festividad de las Reliquias, los dulzaineros nos obsequiaron con la acostumbrada diana. A las dieciseis, en la plaza de la Libertad, hicieron su última actuación, celebrándose un animado baile que terminó pronto por tener que marchar los dulzaineros a otros festejos.
Terminados los bailes públicos la sociedad "El Paraiso" continuó alegrando a la gente joven celebrando bailes tarde y noche, pudiendo apreciar en todos los bailes de esta sociedad un verdadero paraiso de chicas guapas, entre las que recordamos a Luisa y Concha Berned, Pascuala y Tomasa Lorenzo, Paquita Andreu, Milagros Margelí, Loreto Santafé, Filomena Faci, Antonia Pérez y Tomasa Gazulla.
Los bailes de esta sociedad fueron amenizados por el trío "El Recreo", compuesto de guitarra, violín y mandolina, a cargo de Tomás Blasco, Valero Bonfil y Vicente Paricio.
Durante las fiestas podemos estar satisfechos de no haber ocurrido ningún incidente.

   Artículo publicado en el programa de fiestas  patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de 2006. 

sábado, 1 de junio de 2013

REPRODUCCIÓN DE ANUNCIOS PUBLICADOS EN EL HERALDO DE ARAGÓN EL 3 DE OCTUBRE DE 1927 FIRMADO POR MANUEL SANZ

El 27 de septiembre es para esta villa fecha memorable, pues está dedicada a ensalzar y festejar las glorias de los Santos Cosme y Damián.
Resultaron este año brillantísimos todos los actos.
La misa fue cantada admirablemente por un grupo de bellas señoritas de la localidad, dirigidas y acompañadas magistralmente con armonium por el maestro de la escuela nacional D. José Zaforas. Actuó como orador sagrado un Padre Benedictino de Calanda.
Los actos profanos consistieron en infinidad de bailes, corridas pedestres y en bicicletas. En éstas, que resultó vencedor Manuel Bartolí de esta villa. El 27, de cuatro a cinco de la tarde, hubo gran festival de jota, en la cual tres parejas de niños ataviados con el traje típico de la tierra fueron muy celebrados.
Al día siguiente, el día 28, dedicado a honrar las reliquias de los mencionados Santos, para que no faltase detalle, una gran cuadrilla de mozos improvisó la típica comida en la plaza, después de la cual desbordase el entusiasmo cantando infinidad de jotas.
El 28 por la noche hubo función de teatro por los niños y niñas de las escuelas, hábilmente dirigidos por los maestros doña Pilar Gimeno y don José Zaforas, acompañados al piano por el conocido músico y entusiasmo conservador y propagador de los cantos regionales e hijo de esta población mosen Antonio Margelí, actuando como guitarra y bandurrias los jóvenes José Sancho, José Gil y Vicente Paricio.

   Artículo publicado en el programa de las fiestas patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de 2001.

SAN COSME Y SAN DAMIÁN

La festividad de San Cosme y San Damián se remonta al siglo XVI, en agradecimiento a estos Santos Médicos que protegieron nuestro pueblo durante las grandes epidemias de peste, cuando nuestros antepasados acudieron a ellos para que intercedieran ante Dios. Según la tradición, su veneración se inició en Arabia en el siglo 111 desde donde se expandió por toda la cuenca mediterránea. 
La primera referencia documentada de estos santos protectores procede de la licencia concedida a Antonio Velilla, vecino de La Codoñera, quien  el 18 de marzo de 1505 mandó construir un altar con su retablo dedicado a San Cosme y San Damián, en una nave del lado izquierdo de la iglesia parroquial. En el año 1510, Juan Araguat y su mujer María Romanos de Torrecilla, fundaron en La Codoñera la capellanía de San Cosme y San Damián cuya fundación fue aprobada en 1516.
En el año 1660 el labrador y mercader de Castelserás Antón Grau, encargó al escultor Juan Latorre un retablo bajo la advocación de San Cosme y San Damián para la iglesia parroquial de La Codoñera. Dicho retablo, debía tener un ancho de 19 palmos y una altura "lo que requiera de arte" y ser de cuatro columnas de orden corintio, con pedestal corrido y molduras. En su parte inferior debería haber unos calzos para alojar las cabezas de San Antonio y San Blas. En el centro del retablo figuraba una concha para alojar a San Cosme y San Damián.La obra fue concertda en 120 libras jaquesas y debía estar terminada el día San Cosme de 1661.
Antón Grau y su esposa María Barberán fundaron en 1662 un beneficio en la capilla de los Santos Médicos, aprobado en 1668. En su testamento del año 1669, Antón Grau, dejó un legado de 100 escudos para dorar el retablo de los Santos Médicos.
Durante las fiestas de San Cosme y San Damián se celebraba una gran procesión, muy larga por los extramuros del pueblo, portando  la peana de los Santos adornada con flores, dando un aspecto muy vistoso al estar engalanados los balcones con colchas blancas.
La bandera roja que portaban los mozos en las fiestas estaba dedicada a San Cosme y San Damián. Por la tarde se celebraban las competiciones que constaban de carreras pedestres (cuyo premio era un pollo), carreras de entalegados y carreras de burros.
Antiguamente se corrían toros ensogados en un encierro que iba por la Plaza, calle las Rocas y calle Padre Faci. Los toros eran sacrificados y su carne repartida entre el vecindario. La obligación de traer dos toros figuraba ya en las capitulaciones del arriendo de la carnicería del año 1734.

       Artículo publicado en el programa de las fiestas patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de 2005 

viernes, 31 de mayo de 2013

FUNDACIÓN DE LA CAPELLANÍA DE SAN COSME Y SAN DAMIÁN

A principios del siglo XV, se instituyeron los Beneficios y Capellanías destinados al sostenimiento y manutención de los sacerdotes que se ordenaban con el Título de beneficiados o capellanes, generalmente hijos de buenas familias. El Beneficio y la Capellanía sólo se distinguían por la nomenclatura y las condiciones señaladas en el documento de su institución.
La fiesta de San Cosme y San Damián, estos santos médicos, cabe atribuirla en La Codoñera y en muchos pueblos del Bajo Aragón a principios del siglo XVI,  con ocasión de las grandes epidemias de peste. San Cosme diagnosticaba las enfermedades y San Damián suministraba el remedio. En 1505 se construyó el retablo de San Cosme y San Damián.

DOCUMENTO:
ARCHIVO DIOCESANO DE ZARAGOZA - REGISTRO DE ACTOS COMUNES AÑOS 1514-1515, FOLIO 222 Y S.S., EN EL FOLIO 226 SE HALLA EL ACTO DE COLACIÓN REDACTADO EN LATÍN.
EN EL ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL DE MADRID FIGURA UNA ESCRITURA DE DICHA FUNDACIÓN COPIADA EL 3 DE ABRIL DE 1728.

En el año 1510, Juan Araguat, de profesión labrador, y María Romanos de Torrecilla, fundaron esta Capellanía en La Codoñera en favor de su hijo Mosen Tomás Araguat, presbítero de la Diócesis de Zaragoza. La fundación fue aprobada el 11 de abril de 1516, que con una asignación de 300 sueldos jaqueses para su sustento, cantidad con la que dotaron los instituyentes.
Entre las obligaciones anotadas se especificaba que, en la Capilla de San Cosme y San Damián, el Capellán debe ofrecer misas por las almas de sus fundadores. Estas misas comportaban un gasto de 250 sueldos jaqueses, dineros pagaderos en censales anuales por parte de los hombres buenos de Belmonte el 15 de junio de 1515, según testifica Antonio Alcober, Gabriel Bonfil, labradores de La Ccdoñera, pagarían 32 sueldos jaqueses cada año a la Capellanía el día de Santa María de Marzo. Jaime Carnoy como Notario público de Zaragoza testificó el 1 de abril de 1516 la concesión de la Capellanía a Tomás Araguat. El beneficiado debía residir en La Codoñera y no podía ausentarse más de seis meses seguidos, en cuyo caso perdería el beneficio. A su muerte, la Capellanía debía pasar al familiar más cercano que se ordenara sacerdote en el plazo de cinco años y, para que en caso contrario, lo fuera un hijo del lugar que en los tres años siguientes fuera ordenado. Seguían en la sucesión los dos parientes legos más cercanos de los fundadores, uno por parte de la línea paterna y otro de la línea materna, aumentándose la donación en 400 sueldos jaqueses ( 22 de abril de 1546 ).
En el año 1702 el beneficiado Juan Blasco, por parte de la parroquia de La Codoñera y Jaime josé Blasco y Juan Barberán, mayordomos de la Cofradía de Nuestra Señora y San Valero, dieron 700 libras jaquesas a José Araguat de Torrecilla como priorazgo, actuando Juan Vicente Estevan notario de La Codoñera.

    Artículo publicado en el programa de fiestas patronales de San Cosme y San Damián septiembre de 2000

sábado, 18 de mayo de 2013

LA ERMITA DE SANTA BÁRBARA DE LA CODOÑERA

   El cabezo de Santa Bárbara fue el primer poblado estable de La Codoñera durante la I Edad del Hierro ( 700 a 500 a. C. ). Por su estratégica situación, fue también aprovechado por los íberos hasta que forzados por los romanos fueron obligados a abandonar el lugar e instalarse en el llano.

La costrucción de la ermita

   La primera fuente documental acerca de la ermita de Santa Bárbara, tiene fecha del 30 de noviembre de 1387, cuando el arzobispo D. García Fernández de Heredia dio permiso a los Jurados y honrados hombres de La Codoñera para que "vista la especial devoción del lugar de Santa Bárbara Virgen..." se construya y edifique una ermita en honor a Santa Bárbara, con facultad para celebrar los oficios divinos. Los Jurados fueron obligados a firmar un documento notarial por el que se comprometían a su posterior mantenimiento y a proveerla de "un libro misal, cáliz de plata con su patena, ara consagrada, manteles de lino, ornamentos sacerdotales, campanilla, lámpara encendida y demás cosas necesarias".
El 11 de diciembre de 1400, el Arzobispo concedió licencia para trasladar un campanillo desde la iglesia parroquial a la ermita. Un año más tarde, el 17 de agosto de 1401, se construyó un altar dedicado a San Bernardo. En 1576, se concedió permiso para proceder a su reedificación, dado que las paredes por su antigüedad amenazaban ruina, por lo cual fue preciso trasladar los dos altares que había en ella.
La ermita, es una pequeña edificación de cantería y manpostería de planta rentangular con una sola nave. En su interior, se descubren tres grandes arcadas y un último arco apuntado que enmarca el presbiterio del siglo XVI, detrás se lee la fecha del año 1575. Exteriormente posee un atrio de tres arcadas y un pequeño campanario de espadaña. En el siglo XVII, la ermita volvió a ser reformada. Hasta su destrucción en 1936, en la decoración interna de la ermita figuraban unos frescos representando a la Virgen recogiendo con un lienzo el cuerpo de Cristo en el Sepulcro, dos estatuas policromadas de ángeles armados con lanzas situadas en ambos lados del altar, bronces y un retablo con columnas salomónicas.

Mantenimiento de la ermita y del ermitaño

   La devoción a Santa Bárbara se materializa con frecuencia en las disposiciones testamentarias de los habitantes de La Codoñera a lo largo de los siglos XVI y XVII, en los que se asigna una pequeña cantidad ( 1 ó 2 sueldos ) para contribuir al sostenimiento de la ermita. El prior, mayoral y cofrades de la Cofradía de Nuestra  Señora y San Valero de La Codoñera, acostumbraban a recoger anualmente para la ermita de Santa Bárbara seis cahíces de trigo. Esta situación se mantuvo hasta el año 1647, cuando los Jurados y Concejo propusieron destinar el importe de estas rentas a la contratación de un maestro que enseñara a leer a los niños, para lo cual solicitaron y obtuvieron el correspondiente permiso del Vicario General. A finales del siglo XVIII, el arriendo de los bienes de Propios por parte del Concejo ( molino de aceite, mesón, horno, primicias y otros ) comprendía entre la sobligaciones estipuladas el gasto de 10 libras para repasar y mantener algunos edificios singulares, entre los que figuraba la ermita de Santa Bárbara y el hospital.
Del cuidado del camino y del mantenimiento de la ermita, se encargaba un ermitaño o ermitaña que tenía una pequeña vivienda adosada a la ermita. Este cargo, era poseído por personas de costumbres muy pías que vivian de las limosnas populares. En el contrato de arrendamiento de carne del año 1818, figuraba la obligación de dar un menudo mensual al ermitaño de Santa Bárbara. Los domingos, pasaba por las casas dando un golpe en las puertas a la voz de " Ave María Purísima ". Todos los días del año, excepto los domingos, el ermitaño tocaba la campana de la ermita a las 11 y 14 horas, marcando el horario de trabajo agrícola. En la década de los años sesenta  falleció el último ermitaño, Manuel Cardete. Actualmente el mantenimiento de la ermita corre a cargo del Ayuntamiento.

La devoción

El primer documento notarial en que aparece el nombre de una mujer llamada Bárbara se remonta al año 1507. En un acta notarial del año 1574, se menciona el funcionamiento de una lumbría dedicada al culto de Santa Bárbara. A lo largo del siglo XVII, se acentuó el culto a Santa Bárbara en toda la comarca, creándose cofradías  en muchos pueblos, que la tomaron como abogada en la hora de la muerte  y protectora contra rayos, centellas y tempestades. En 1735, se fundó una nueva cofradía bajo la invocación de Santa Bárbara, que contaba con el nombramiento de un Prior Eclesiástico y de 30 cofrades que cuidaba de la economía. Con tal motivo, el Papa Clemente XII dictó una Bula  en la que otogaba diversas Indulgencias  a los nuevos cofrades, y a quienes visitaren y oraren en la ermita el día de su fiesta y en otras cuatro fechas del año a elegir por los mismos cofrades. Durante la semana anterior a su fiesta ( 4 de diciembre ) se celebraba la  Novena de Santa Bárbara solicitando su protección. Una inscripción gravada en las paredes de la ermita, conservaba hasta la restauración que siguió a la terminación de la Guerra Cicil, decía:

                                                          Bárbara, Virgen  gloriosa.
                                                          Válganos tu proteción.
                                                          Ahora y en toda ocasión.
                                                          De las tempestades furiosas.

Antiguamente, durante la celebración del Viernes Santo, cuando la procesión del Vía Crucis llegaba al Calvario, se encendía una enorme hoguera que los mozos  del pueblo habían instalado en la roca conocida como La Predicadora en la ladera de Santa Bárbara. Actualmente, el culto a la Santa se limita a la celebración de la Pascua.

Las visicitudes de los últimos 150 años

La ermita, con sus pequeños campos anexos fue afectada por las desamortizaciones de Mendizabal en 1835 y Madoz en 1855. Estas propiedades no fueron adjudicadas, y en 1865 se instó el correspondiente expediente para recuperar los bienes no vendidos por el Estado. La finca de la ermita de Santa Bárbara con sus olivos, poseía una renta anual de 20 reales de vellón, con la carga de contribuir a la conservación de la ermita.
La persecución religiosa de comienzos de la Guerra Civil, también afectó a la ermita que fue quemada con todo su contenido a primeros de agosto de 1936. El 26 de noviembre, ante la solicitud de metales  para fabricar armas se desmontó la pequeña campana  de Santa Bárbara que fue cargada a un camión para ser fundida. El 19 de marzo de 1938, cuando las tropas italianas  luchaban por entrar en La Codoñera, la ermita sufrió los ataques de su aviación y artillería. Por su privilegiada situación, el lugar pasó a ser el cuartel general  de la división italiana Littorio y de 15 nacionalista del general García Escámez, así como puesto de observación de su artillería siendo entonces el blanco del fuego republicano. En 1939, por los daños sufridos, la ermita fue catalogada como " destruida leve ", con unos daños estimados en 1.000 pesetas. La primera reparación de estos daños se produjo en 1943, posteriormente en 1985 y 1991 se realizaron nuevas obras de acondiconamiento y restauración, abriendo una pista de acceso para vehículos. 


         Artículo publicado el 11 de abril de 2003 en el períodico de La Hora del Bajo Aragón

miércoles, 1 de mayo de 2013

LOS PUEBLOS DEL MEZQUÍN EN 1850

LA CODOÑERA, COFRADÍA DE SAN VALERO

Situada en el centro de un llano de media hora de diámetro,  a la falda oriental del monte denominado  de Santa Bárbara, libre al embate de todos los vientos, con clima frío aunque sano, pues no se conoce ninguna clase de enfermedades endémicas.Tiene 220 casas de 2 ó 3 pisos regularmente y de mediana fábrica, las cuales se distribuyen en 8 calles bastante aliniadas, anchas y bien empedradas, con algunos callejones y 2 plazas denominadas de la Constitución y de La Iglesia.
La casa consistorial está contigua a La Iglesia, en la que se ve un salón bastante capaz donde se celabran las sesiones y una especie de púlpito de madera que denota haber servido para la lectura que se hacía en los convites de la cofradía de San Valero a la que perteneció el edificio. En su interior se encuentran las cárceles y en el piso del patio una escuela de instrucción primaria a la que concurren unos 48 niños y hay otra escuela de niñas con 36 de asistencia. En su radio se encuentran  algunos montes enteramente pelados, si bien en otro tiempo tuvieron bastantes pinos.

Extraído del Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar. Pascual Madoz. Madrid, 1845-1850.

EL MOLINO SISCAR Y SU ACEQUIA DE RIEGO

En el año 1157 Ramón Berenguer, en su carta de población de Alcañiz, cedió el dominio de las aguas del Guadalope a quienes acudieran a poblar el recien conquistado territorio del Bajo Aragón. Desde entonces, sus aguas han sido objeto de un intenso aprovechamiento, empleándolas para mover las ruedas de los molinos harineros  y en el riego de las huertas con la construcción de azudes y acequias. Uno de los afluentes principales del Guadalope es el río Mezquín, en cuyo curso se construyeron varios molinos, uno de ellos es el que aquí nos ocupa, denominado popularmente del Siscar por haber pertenecido a los infanzones de esta familia bajoaragonesa.

SITUACIÓN GEOGRÁFICA

El molino del Siscar pertenece al término municipal de Belmonte de San José, en posición lindante con el de La Codoñera. Su situación en coordenadas UTM corresponde a una longitud 30T-745.183 y latitud 4. 533.816 a una altitud de 477m. El molino se ubica en la confluencia del río Mezquín, en el tramo conocido como Barranc Fondo, con la Val del Moreral que se le une a la deracha. La balsa del molino se halla a una cota superior de unos 15m y se alimentaba con las aguas que le llegaban de dos acequias, la que venía del Mezquín y la procedente de la mencionada Val del Moreral. La primera de estas acequias es la más importante, con una longitud de un kilómetro de longitud, es accesible hasta el azud de derivación por hallarse integrada en el recorrido senderista del Barranc Fondo que discurre por parajes de gran belleza natural. Junto al actual azud, se ven las incisiones marcadas en el roquedo por los maderos de las primitivas presas.

REFERENCIAS HISTÓROICAS DEL MOLINO SISCAR

La primera referencia documentada del molino se remonta al año 1571 cuando su propietario el infanzón de La Codoñera Francisco Siscar lo arrendaba a los molineros de Belmonte. Un siglo después, en 1670, el molino harinero con sus tierras plantadas de cepas, olivos y otros árboles formaban la propiedad de mosen Juan Siscar. Cuando en 1704 se procedió a la demarcación territorial, el molino quedó incluido dentro del término de Belmonte.
En 1724, el infanzón Jorge Siscar era el propietario del molino y de sus tierras anexas que arrendaba por 13 cahíces anuales de trigo. En esta fecha, el molino constaba de dos pisos, martillo de hierro, encalfador, arca con llave, grueza, muela, aro, párpalo de hierro, regle, cuartal, almud y cuchara de hierro. Un año más tarde, encargó a José Sasmuz, maestro de obras de Belmonte, que lo edificara junto al viejo molino una balsa y una pared hasta el nivel del rodete del molino y le construyera un cárcavo con bóveda y cubo por el precio de 100 libras jaquesas, con obligación de terminar la obra por San Miguel de 1726. Asimismo, encargó la construcción de una pared que cruzara el barranco del Moreral, en forma de media luna, de 30 palmos en los cimientos y 10 en la parte superior, hasta el nivel de la peña de la solana, con un canal para el agua, que debería estar lista para San Miguel de 1728 por el precio de 230 libras.

LA ACEQUIA DEL SISCAR

La demanda de agua de riego llevó a los propietarios de tierras de La Codoñera a concluir un acuerdo con Jorge Siscar. El 3 de septiembre de 1745 se firmó la escritura de capitulación para construir una nueva acequia, desde el molino hasta la Vall de Albalad en el término de Torrecilla de Alcañiz. Juan Casamayor se obligó por el precio de 1.900 libras jaquesas, a construir a su cargo, en el plazo de un año, una acequia de 5 palmos de hondo y 4 de ancho con paredes y calzadas. Francisco Celma fue el maestro de la sobras que costaron 2.150 libras jaquesas.
La construcción del puente de piedra del molino Siscar, en sustitución del proyectado en 1745, destruído por una riada, fue encomendada a Cristobal Aguilar, alarife de Valdealgorfa, el 5 de junio de 1770, por el precio de 253 libras y 5 arrobas de aceite para el betún del puente. Debía tener forma de arco de 12 palmos  de luz y de punto rebajado o redondo y tener otros dos arcos pequeños  a ambos lados.
La acequia del molino Siscar ha sido el principal medio de riego de La Codoñera. Su longitud total es de 6,5  Km y tiene una pendiente media del 1%. Sus aguas permitían regar las huertas del término de La Codoñera y algunas tierras de Torrecilla con un caudal máximo de 200 l/s para una superficie de 200 Has. Este sistema hídrico estaba formado por tres balsas conectadas para administrar mejor los riegos: la del molino Siscar, la del Valillo, después del paso horadado en la roca denominado La Mineta, y finalmente la de las Bujosas (con el difícil paso de La Mina y sus cinco pozos para permitir su limpieza). Los antiguos caminos, cortados por el curso de la acequia, salvan el foso mediante pequeños puentes de madera o piedra cubiertos de tierra, llamados "puntarrons". Para su limpieza se dictaban bandos que obligaban a participar a todos los propietarios. En 1959 se intentó reconstruir la acequia y ampliar la capacidad de su balsa, pero las continuas sequías condujeron a su abandono definitivo en 1970.
El entorno del molino Siscar, es un paraje que por su frondosidad ha sido muy frecuentado por los jóvenes  en sus excursiones. Actualmente el molino se encuentra en ruinas, y como los males no van nunca solos, durante el año 2001 los altivos olmos han sufrido de graciosis, terrible plaga en la que un insecto inocula el hongo causante de la enfermedad y muere el árbol. 

                Artículo publicado en el periódico la Hora del Bajo Aragón el 7 de diciembre de 2002

LA RELACIÓN DEL ESCULTOR DEL RENACIMIENTO DAMIÁN FORMENT, CON EL BAJO ARAGÓN

El escultor Damián Forment, nació en Valencia en el año 1480 y falleció en Santo Domingo de la Calzada en 1540, donde se encontraba trabajando. El aprendizaje lo recibió en el taller familiar de su ciudad natal, desde donde se dirigó a Italia, para estudiar con preferencia las obras escultóricas de Donatello. Regresó a España sobre 1510, año en el que recibió el encargo de la erección del retablo de la basílica del Pilar. Esculpió en esta misma época, también en la ciudad de Zaragoza, el retablo principal de la parroquia de San Pablo, las esculturas de la capilla del Santo Cristo en la iglesia de la Magdalena y la del monastrio de Poblet. Además, se le atribuye el retablo del altar mayor de la iglesia de Velilla de Ebro. Durante estos años de prolífero trabajo, realizó el retablo mayor de de la catedral de Huesca, comenzando en 1520 y finalizando en    1530, y el de la capilla de la Orden Tercera del convento del Carmen en Valencia.
En la parte que nos incumbe, dentro de las relaciones artísticas con la comarca del Bajo Aragón, está la realización en el castillo de Alcañiz, dentro de la iglesia de Santa María Magdalena, el sepulcro de don Juan de Lanuza, Virrey de Aragón y Comendador Mayor de Alcañiz. Esta obra fue contratada por el comendador frey García de Conchillos y el prior frey Fernando de Segovia el 1 de febrero de 1537, cuatro años después del fallecimiento de Lanuza. La "capitulación y concordia" se realiza en base a unos dibujos presentados por el "imaginero", el cual se compromete a tallar la obra en alabastro "al modo romano", con una altura, desde la base de la sepultura de "sin bollantes y molduras, de diziocho palmos de coudo y de alto vintiocho palmos y medio". Toda la obra se tasó en un precio de 20.000 sueldos, cuyo importe se pagó en tres plazos, el primero para que el artista comprase materiales y comenzase el trabajo, el segundo plazo a pagar a mitad de la obra, y el tercero una vez colocada y revisada. Es un sepulcro de alabastro blanco con la figura de bulto de Don Juan de Lanuza, cuyos ornamientos laterales se conciben como un arco triunfal, donde destacaba en la parte superior "un redondo de serafines y dentro de dicho redondo se a de ver Nuestra Señora con el cordero".
Esta obra está actualmente muy deteriorada, debido a la desaparicón de elementos decorativos, durante la Guerra de la Independencia y a ello se añadió las consecuencias derivadas en las Guerras Carlistas, ya que la iglesia sirvió de almacén, cuartel y cuadras. Aun con todo, se ha convertido en uno de los monumentos funerarios del Renacimiento más relevantes de Aragón.
Tan grande fue la fama de Damián Forment, debido a sus espectaculares creaciones escultóricas, que llegaron los ecos de sus trabajos hasta el Emperador Carlos V, el cual escribió al cabildo de la catedral de Huesca diciéndoles: "tengo entendido que se que se acaba un notable retablo de manos de Damián Forment, os pido que una vez acabado me lo remitais a esta corte, que me tendré por bien servido".
En lo relativo a la vida familiar del escultor valenciano, hay que anotar que se casó con Jerónima Alboreda, en 1518, residiendo ambos en Zaragoza. De este matrimonio, el artista tuvo cuatro hijos: Ursula, Isabel, Esperanza y Damián. En el archivo de la catedral de Huesca, está la documentación refernte a las capitulaciones matrimoniales realizadas por su hija Ursula Forment con Juan Osso, infanzón acomodado en  Calaceite y domiciliado en La Codoñera. En ella se estipula que el novio aportaría al matrimonio "dos patrimonios o casas con todo su heredamiento, una en La Codoñera y otra en Calaceite...", además añadía 16.000sueldos de sus bienes, y en especial de su hacienda de La Codoñera. A su vez, los padres de la novia, contribuían con 24.000 sueldos en moneda y 4.000 sueldos en ajuar. De este matrimonio nacieron: Antonio, hijo póstumo, casado en 1562 con su prima materna Francisca García, otro hijo llamado Juan, beneficiado en San Pedro de Zaragoza, y una hija llamada Juana.
Juan Osso, (que tuvo también una hija bastarda llamada Gracia) otorgó testamento el 7 de mayo de 1533, designando como heredero a su hijo Juan, y murió asesinado hacia el mes de diciembre de 1534. Su mujer, Ursula Forment , se volvió a casar con Bartolomé García, rico mercader de la ciudad de Zaragoza, el cual ya aparece de fiador de los bienes de Damián Forment, en el contrato para la sepultura de Don Juan de Lanuza.

                    Artículo publicado el 13 de diciembre de 2002 en el periódico La Hora del Bajo Aragón

lunes, 29 de abril de 2013

LA CODOÑERA ENCERRABA DOS TOROS POR S. COSME

El Concejo encargaba al carnicero la adquisición de los astados.

La Codoñera es uno de los pueblos del Bajo Aragón, igual que Belmonte de San José o Castellote, en los que antiguamente se corrían encierros de toros bravos para las fiestas de San Cosme y San Damián. El patronazgo de estos santos médicos cristianos de la época romana, se estableció en muchos pueblos de la comarca durante el siglo XVI para impetrar su intercesión contra la peste.
Curiosamente, se da la circunstancia de que la mayoría de los encierros de reses bravas que corrían en el Bajo Aragón tenían lugar en poblaciones cuyo patronazgo estaba encomendado a San Cosme y San Damián. Esta coincidencia se debía probablemente a que los encierros propiciaban una de las pocas ocasiones en que la población podía comer carne de vacuno, lo que ayudaba a mejorar la alimentación, que es, sin duda, una medida terapéutica sustancial,recomendada por los médicos de todas las épocas.

Dos Toros en La Codoñera

Un documento del siglo VXIII, revela que el Concejo de la población arrendaba a persona particulares la gestión de los servicios principales llamodos de -"propios" - como la panadería, carnicería, almazara, taberna,mesón y nevera.
El documento citado es,cocretamente la" capitulación para el arrendamiento de la carnicería del lugar de Codoñera, por tiempo de tres años que empezarán a correr el Sábado Santo de este año de 1734 y terminarán el sábado Santo del año 1737".
"Es condición -establece esta capitulación- que el dicho arrendador tenga obligación de traer dos toros para matar en cada año, el día de los santos Cosme y Damián, a sus expensas. Y que estos ( los toros ) los haya de admitir dicho arrendador. Y que la carne de dichos toros se haya de vender en dicha carnicería a un sueldo de moneda jaquesa. Y que el lugar de La Codoñera se la haya de dar despachada y cobrada. Y en caso de que dicho arrendador no cumpliese (el compromiso de traer los dos toros en las condiciones citadas), que dicho lugar pueda buscar (otro contratista de los toros ) a sus expensas. Y que los toros hayan de ser de Alcorisa arriba".
Orta condición establecida era que "dicho arrendador tenga obligación de cerrar el ganado en el corral de la margen que dicho lugar tiene en las eras so pena de veinte sueldos por cada vez que faltase, excepto en el caso de peligrar el ganado si se cerrase con él. Y que el estiércol haya de ser para dicho lugar. Item es condición que dicho lugar. siempre que se apreciara el perderse la carne en dicha carnicería, tenga la obligación de repartirla por sus vecinos, y que dicho lugar la haya de dar cobrada a dicho arrendador. Y en caso que dicha carne, reconocida que sea de los veterinarios no encontrándola buena, no tengan obligación de repartirla".
Las reses bravas para los encierros de La Codoñera se traían de dehesas de la sierra turolense, ( de "Alcorisa arriba", como dice la capitulación de referencia ), o también de las vacadas de Quinto, Fuentes. Gelsa o Tortosa.
La tradición de los encierros, que en esta tierra se corrían por la noche, se perdió hacia 1920.

miércoles, 24 de abril de 2013

LO PAIRONET

El Paironet formaba parte del conjunto de cruces y peirones que jalonaban los caminos que conducían hacia La Codoñera. Situada en un estratégico lugar por el que pasaba el camino a Valjunquera, cuando se alcanzaba por primera vez la imagen del pueblo al que se dirigía el caminante, cumplía una función de guía.
En la columna del Paironet se hallan esculpidas las imágenes de los santos Abdón y Senén, llamados también" els sants de la pedra " , ya que desde el siglo XVI fueron invocados para que protegieran los cultivos contra las tronadas y tempestades, especialmente aquellas que podían producir la caída del temido granizo.
Se desconoce cuando fue levantada, aunque posiblemente se remonte al siglo XVII. La cruz fue abatida en agosto de 1936 y dejados sus trozos en el mismo lugar, lo que permitió que terminada la Guerra Civil fuera reconstruida en el año 1953, en tiempos del alcalde Luis Lorenzo.
En el momento presente, es la única cruz que queda en pie de todo el término municipal de La Codoñera.
Antiguamente el 30 de julio era festivo, se celebraba una solemne procesión por las calles del pueblo portando la peana con las imágenes de San Abdón y San Senén ( martirizados en tiempos del emperador Diocleciano ) y se procedía a la distribución del pan bendito entre los asistentes. Popularmente, este día se conocía como "la fiesta de los Estudiantes", organizada por el Sindicato. En la iglesia de La Codoñera, el tercer altar de la nave izquierda tenía un hermoso retablo dorado con las imágenes de San Abdón y San Senén.
 
 
Artículo publicado en las fiestas de San Cosme y San Damián en septiembre de 2004. 

miércoles, 17 de abril de 2013

OTROS LIBROS PUBLICADOS DE LA CODOÑERA POR EL INSTITUTO CULTURAL DEL BAJO ARAGÓN

"Libro que trata de la facultad y oficio de zuquerero, resolis, elados y otras cosas para el uso de Francisco Molins Burguera", es un manuscrito copiado por el presbítero de La Codoñera Francisco Sanz en 1841, para la familia Molins Burguera. La casa Burguera, establecida en la calle Mayor y dedicada a la producción de cera, confitería y chocolate.
A la muerte de Francisco Molins Burguera en 1893, continuó con la dirrección de la casa Burguera, su hijo Pedro Molins Amela, desapareciendo la actividad con su muerte en 1910.
El año 1823, se efectúa un testimonio de patente por lo que se concede permiso a Francisco Molins Burguera para ejercer el oficio de cerero. 
Las fuentes documentales del manuscristo  según la investigadora de la Universidad de Universidad de Zaragoza Carmen Abad, que ha estudiado en profundidad el presente trabajo, lo sitúa con otras obras paralelas en el siglo XVII.
Consta de tres  partes: la primera, contiene del modo "instrucción para la cera mineral purificada". Las dos restantes, corresponden a recetas de dulces, licores, quesos, helados.
Los 64 primeros capítulos son recetas sobre el estilo de Puente de la Reina ( Navarra ).
Los 150 capítulos siguientes, tratan recetas sobre el estilo de la ciudad de Zaragoza.
El libro va precedido de una introducción de Darío Vidal, gran especialista en la materia e investigador de Aragón.
Está ilustrado con fotografías tomadas en el museo de pastelería antigua de Daroca.




LA JOTA EN EL BAJO ARAGÓN Y ESPECIALMENTE EN LA VILLA DE LA CODOÑERA CON TODAS SUS FORMAS, VARIEDADES Y OCASIONES EN QUE SE EJECUTA.
Este libro es una descripción costumbrista de la jota aragonesa del Bajo Aragón, y las circunstancias en que se desarrolla, para ello el musicólogo de La Codoñera mosen Antonio Margelí, sacerdote codoñerano mostró pues hacia la música popular y las tradiciones folklóricas de su villa natal a recoger un gran número de melodías populares: jotas, estribillos, variaciones, melodías de dulzaina y otras que su celo coleccionista llevó a transcribir en papel.
Este trabajo desarrollado en 1931, es por tanto el último testimonio del género que se identifica, aún hoy en día como la máxima expresión del canto popular aragonés.
El libro, va precedido de un estudio exaustivo por Alberto Turón Lanuza gran especialista en Aragón sobre la materia.

miércoles, 10 de abril de 2013

CULTURA Y SOCIEDAD

   A lo largo de la historia, la población se ha manifestado con hechos consuetudinarios. Ha habido también motivos y personas que han formado el perfil de La Codoñera. Lo más destacado sería la plasmación de la población en un proyecto humano reflejado en los valores naturales innatos y un sobre-esfuerzo para poder alentar y desarrollar la transmisión de la vida en los medios escasos que poseían.
   Personas relevantes en el tiempo habría que destacar, el padre Alberto Roque Faci, Antonio Margelí Lorenzo, etc. En septiembre de 1985, gran parte de la población asistió a la interpretación de la Sinfonía nº1 Aragonesa por el Compositor de La Codoñera Blas Sancho Bosque. El 24 de junio de 1990 el tenor Plácido Domingo,- descendiente de La Codoñera -, fue homenajeado por la localidad. En la actualidad funcionan cuatro Asociaciones Culturales.
   La Codoñera disfruta de un clima Mediterráneo templado. Tiene un nivel económico progresivo y una demografía sostenida. Los productos típicos son de primera calidad: el aceite virgen de oliva, el ternasco, los productos derivados del cerdo y las pastas típicas.
   Una de las riquezas de La Codoñera es la pervivencia de su lengua, dialecto del catalán occidental. Las festividades más son: San Valero el 29 de enero, con la quema de una monumental hoguera; San Cosme y San Damián el 27 de septiembre; y la Virgen de Loreto el 10 de diciembre.
   Los senderos de pequeño recorrido ( PR ) invitan al conocimiento de su entorno.

sábado, 6 de abril de 2013

DESARROLLO ECONÓMICO

   En la época medieval se establece una especialización de los cultivos en el Bajo Aragón, teniendo predilección por el azfrán y el cereal.
   Será en el siglo XV, cuando se empiece a cultivar el olivo y la vid, llegando su máxima producción en el siglo XVIII. Donde el olivo será fundamental en la pervivencia y explendor de la población,el término municipal ya está totalmente plantado y aterrazado.
   También en el siglo XVI, se intensifica la plantación de moreras para la industria de la seda.
   El ganado ovino y caprino, serán determinantes para el sostenimiento de la economía  hasta la mitad del siglo XX.
   En 1774 se consolida un auge importante en la población que demandará aprobar los estatutos del cárcavo de la acequia del Molino Siscar,para el aprovechamiento integral del suelo, los recursos y plantar nuevas variedades.
   La creación, en 1954, de la cooperativa de San Isidro, será el factor determinante para la estructuración económica de la actualidad. En 1961, D. Isidoro Celma tuvo el gesto altruista de regalar el primer tractor y trilladora, lo cual iniciará el motor de la economía actual.
   En la década de los 80 existe un incremento progresivo del ganado porcino, construyendo nuevas explotaciones gracias a la elevación de aguas del Guadalope en 1990.
   En 1989, se crea la Cooperativa del Mezquín con una nueva fábrica de aceite captando nuevos socios de los pueblos de alrededor y posteriormente en 2008 se amplía conformando en la actualidad una cooperativa de Segundo Grado.

sábado, 30 de marzo de 2013

ARTE Y ARQUITECTURA

   La personalidad de La Codoñera se ha ido forjando con el rastro que los siglos han dejado en su estructura, desde el núcleo primitivo, hasta nuestros días.Para ello los antepasados consolidaron un sistema productivo basado en aterrazamieto de su término municipal desde la base hasta lo más angosto, con la construcción de paredes de la piedra de su entorno, como también en el forjado de la arquitectura civil y religiosa.
   Así en el siglo XIII, La Codoñera irrumpe en el marco arquitectónico: en 1280 se inicia la construcción de la Iglesia Parroquial de Santa María, bajo la advocación de la Asunción de Nuesta Señora del Empíreo, de estilo gótico en piedra arenisca y manpostería.
   En 1387, el arzobispo D. García Fernández da permiso a los Jurados de La Codoñera para construir la ermita de Santa Bárbara. Su edificación es de cantería y manpostería.
   A partir del siglo XVI, tras el Renacimiento, se marca un nuevo modelo de edificación. Los priores de la Cofradía de Santa María y San Valero construyeron entre 1576 y 1579, las Casas de la Cofradía, hoy Ayuntamiento. Esta obra fue erigida por los hermanos maestros canteros Estevan y Juan Salbré. Su estilo se inspira en los modelos manieristas de Italia. Todo el edificio es de cantería y mampostería.
   El 9 de agosto de 1784, se empezó a levantar la ermita de la Virgen de Loreto, como momento álgido del explendor de La Codoñera, finalizando las obras el 8 de Diciembre de 1795. Fue diseñada por Simóm Moreno de Calanda. Ejecutada por Juan Antonio Ayora de Las Parras de Castellote. Compuesta  por una sola nave en forma de cruz latina está construida en piedra de cantería, y su estilo es neoclásico.