viernes, 31 de mayo de 2013

FUNDACIÓN DE LA CAPELLANÍA DE SAN COSME Y SAN DAMIÁN

A principios del siglo XV, se instituyeron los Beneficios y Capellanías destinados al sostenimiento y manutención de los sacerdotes que se ordenaban con el Título de beneficiados o capellanes, generalmente hijos de buenas familias. El Beneficio y la Capellanía sólo se distinguían por la nomenclatura y las condiciones señaladas en el documento de su institución.
La fiesta de San Cosme y San Damián, estos santos médicos, cabe atribuirla en La Codoñera y en muchos pueblos del Bajo Aragón a principios del siglo XVI,  con ocasión de las grandes epidemias de peste. San Cosme diagnosticaba las enfermedades y San Damián suministraba el remedio. En 1505 se construyó el retablo de San Cosme y San Damián.

DOCUMENTO:
ARCHIVO DIOCESANO DE ZARAGOZA - REGISTRO DE ACTOS COMUNES AÑOS 1514-1515, FOLIO 222 Y S.S., EN EL FOLIO 226 SE HALLA EL ACTO DE COLACIÓN REDACTADO EN LATÍN.
EN EL ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL DE MADRID FIGURA UNA ESCRITURA DE DICHA FUNDACIÓN COPIADA EL 3 DE ABRIL DE 1728.

En el año 1510, Juan Araguat, de profesión labrador, y María Romanos de Torrecilla, fundaron esta Capellanía en La Codoñera en favor de su hijo Mosen Tomás Araguat, presbítero de la Diócesis de Zaragoza. La fundación fue aprobada el 11 de abril de 1516, que con una asignación de 300 sueldos jaqueses para su sustento, cantidad con la que dotaron los instituyentes.
Entre las obligaciones anotadas se especificaba que, en la Capilla de San Cosme y San Damián, el Capellán debe ofrecer misas por las almas de sus fundadores. Estas misas comportaban un gasto de 250 sueldos jaqueses, dineros pagaderos en censales anuales por parte de los hombres buenos de Belmonte el 15 de junio de 1515, según testifica Antonio Alcober, Gabriel Bonfil, labradores de La Ccdoñera, pagarían 32 sueldos jaqueses cada año a la Capellanía el día de Santa María de Marzo. Jaime Carnoy como Notario público de Zaragoza testificó el 1 de abril de 1516 la concesión de la Capellanía a Tomás Araguat. El beneficiado debía residir en La Codoñera y no podía ausentarse más de seis meses seguidos, en cuyo caso perdería el beneficio. A su muerte, la Capellanía debía pasar al familiar más cercano que se ordenara sacerdote en el plazo de cinco años y, para que en caso contrario, lo fuera un hijo del lugar que en los tres años siguientes fuera ordenado. Seguían en la sucesión los dos parientes legos más cercanos de los fundadores, uno por parte de la línea paterna y otro de la línea materna, aumentándose la donación en 400 sueldos jaqueses ( 22 de abril de 1546 ).
En el año 1702 el beneficiado Juan Blasco, por parte de la parroquia de La Codoñera y Jaime josé Blasco y Juan Barberán, mayordomos de la Cofradía de Nuestra Señora y San Valero, dieron 700 libras jaquesas a José Araguat de Torrecilla como priorazgo, actuando Juan Vicente Estevan notario de La Codoñera.

    Artículo publicado en el programa de fiestas patronales de San Cosme y San Damián septiembre de 2000

sábado, 18 de mayo de 2013

LA ERMITA DE SANTA BÁRBARA DE LA CODOÑERA

   El cabezo de Santa Bárbara fue el primer poblado estable de La Codoñera durante la I Edad del Hierro ( 700 a 500 a. C. ). Por su estratégica situación, fue también aprovechado por los íberos hasta que forzados por los romanos fueron obligados a abandonar el lugar e instalarse en el llano.

La costrucción de la ermita

   La primera fuente documental acerca de la ermita de Santa Bárbara, tiene fecha del 30 de noviembre de 1387, cuando el arzobispo D. García Fernández de Heredia dio permiso a los Jurados y honrados hombres de La Codoñera para que "vista la especial devoción del lugar de Santa Bárbara Virgen..." se construya y edifique una ermita en honor a Santa Bárbara, con facultad para celebrar los oficios divinos. Los Jurados fueron obligados a firmar un documento notarial por el que se comprometían a su posterior mantenimiento y a proveerla de "un libro misal, cáliz de plata con su patena, ara consagrada, manteles de lino, ornamentos sacerdotales, campanilla, lámpara encendida y demás cosas necesarias".
El 11 de diciembre de 1400, el Arzobispo concedió licencia para trasladar un campanillo desde la iglesia parroquial a la ermita. Un año más tarde, el 17 de agosto de 1401, se construyó un altar dedicado a San Bernardo. En 1576, se concedió permiso para proceder a su reedificación, dado que las paredes por su antigüedad amenazaban ruina, por lo cual fue preciso trasladar los dos altares que había en ella.
La ermita, es una pequeña edificación de cantería y manpostería de planta rentangular con una sola nave. En su interior, se descubren tres grandes arcadas y un último arco apuntado que enmarca el presbiterio del siglo XVI, detrás se lee la fecha del año 1575. Exteriormente posee un atrio de tres arcadas y un pequeño campanario de espadaña. En el siglo XVII, la ermita volvió a ser reformada. Hasta su destrucción en 1936, en la decoración interna de la ermita figuraban unos frescos representando a la Virgen recogiendo con un lienzo el cuerpo de Cristo en el Sepulcro, dos estatuas policromadas de ángeles armados con lanzas situadas en ambos lados del altar, bronces y un retablo con columnas salomónicas.

Mantenimiento de la ermita y del ermitaño

   La devoción a Santa Bárbara se materializa con frecuencia en las disposiciones testamentarias de los habitantes de La Codoñera a lo largo de los siglos XVI y XVII, en los que se asigna una pequeña cantidad ( 1 ó 2 sueldos ) para contribuir al sostenimiento de la ermita. El prior, mayoral y cofrades de la Cofradía de Nuestra  Señora y San Valero de La Codoñera, acostumbraban a recoger anualmente para la ermita de Santa Bárbara seis cahíces de trigo. Esta situación se mantuvo hasta el año 1647, cuando los Jurados y Concejo propusieron destinar el importe de estas rentas a la contratación de un maestro que enseñara a leer a los niños, para lo cual solicitaron y obtuvieron el correspondiente permiso del Vicario General. A finales del siglo XVIII, el arriendo de los bienes de Propios por parte del Concejo ( molino de aceite, mesón, horno, primicias y otros ) comprendía entre la sobligaciones estipuladas el gasto de 10 libras para repasar y mantener algunos edificios singulares, entre los que figuraba la ermita de Santa Bárbara y el hospital.
Del cuidado del camino y del mantenimiento de la ermita, se encargaba un ermitaño o ermitaña que tenía una pequeña vivienda adosada a la ermita. Este cargo, era poseído por personas de costumbres muy pías que vivian de las limosnas populares. En el contrato de arrendamiento de carne del año 1818, figuraba la obligación de dar un menudo mensual al ermitaño de Santa Bárbara. Los domingos, pasaba por las casas dando un golpe en las puertas a la voz de " Ave María Purísima ". Todos los días del año, excepto los domingos, el ermitaño tocaba la campana de la ermita a las 11 y 14 horas, marcando el horario de trabajo agrícola. En la década de los años sesenta  falleció el último ermitaño, Manuel Cardete. Actualmente el mantenimiento de la ermita corre a cargo del Ayuntamiento.

La devoción

El primer documento notarial en que aparece el nombre de una mujer llamada Bárbara se remonta al año 1507. En un acta notarial del año 1574, se menciona el funcionamiento de una lumbría dedicada al culto de Santa Bárbara. A lo largo del siglo XVII, se acentuó el culto a Santa Bárbara en toda la comarca, creándose cofradías  en muchos pueblos, que la tomaron como abogada en la hora de la muerte  y protectora contra rayos, centellas y tempestades. En 1735, se fundó una nueva cofradía bajo la invocación de Santa Bárbara, que contaba con el nombramiento de un Prior Eclesiástico y de 30 cofrades que cuidaba de la economía. Con tal motivo, el Papa Clemente XII dictó una Bula  en la que otogaba diversas Indulgencias  a los nuevos cofrades, y a quienes visitaren y oraren en la ermita el día de su fiesta y en otras cuatro fechas del año a elegir por los mismos cofrades. Durante la semana anterior a su fiesta ( 4 de diciembre ) se celebraba la  Novena de Santa Bárbara solicitando su protección. Una inscripción gravada en las paredes de la ermita, conservaba hasta la restauración que siguió a la terminación de la Guerra Cicil, decía:

                                                          Bárbara, Virgen  gloriosa.
                                                          Válganos tu proteción.
                                                          Ahora y en toda ocasión.
                                                          De las tempestades furiosas.

Antiguamente, durante la celebración del Viernes Santo, cuando la procesión del Vía Crucis llegaba al Calvario, se encendía una enorme hoguera que los mozos  del pueblo habían instalado en la roca conocida como La Predicadora en la ladera de Santa Bárbara. Actualmente, el culto a la Santa se limita a la celebración de la Pascua.

Las visicitudes de los últimos 150 años

La ermita, con sus pequeños campos anexos fue afectada por las desamortizaciones de Mendizabal en 1835 y Madoz en 1855. Estas propiedades no fueron adjudicadas, y en 1865 se instó el correspondiente expediente para recuperar los bienes no vendidos por el Estado. La finca de la ermita de Santa Bárbara con sus olivos, poseía una renta anual de 20 reales de vellón, con la carga de contribuir a la conservación de la ermita.
La persecución religiosa de comienzos de la Guerra Civil, también afectó a la ermita que fue quemada con todo su contenido a primeros de agosto de 1936. El 26 de noviembre, ante la solicitud de metales  para fabricar armas se desmontó la pequeña campana  de Santa Bárbara que fue cargada a un camión para ser fundida. El 19 de marzo de 1938, cuando las tropas italianas  luchaban por entrar en La Codoñera, la ermita sufrió los ataques de su aviación y artillería. Por su privilegiada situación, el lugar pasó a ser el cuartel general  de la división italiana Littorio y de 15 nacionalista del general García Escámez, así como puesto de observación de su artillería siendo entonces el blanco del fuego republicano. En 1939, por los daños sufridos, la ermita fue catalogada como " destruida leve ", con unos daños estimados en 1.000 pesetas. La primera reparación de estos daños se produjo en 1943, posteriormente en 1985 y 1991 se realizaron nuevas obras de acondiconamiento y restauración, abriendo una pista de acceso para vehículos. 


         Artículo publicado el 11 de abril de 2003 en el períodico de La Hora del Bajo Aragón

miércoles, 1 de mayo de 2013

LOS PUEBLOS DEL MEZQUÍN EN 1850

LA CODOÑERA, COFRADÍA DE SAN VALERO

Situada en el centro de un llano de media hora de diámetro,  a la falda oriental del monte denominado  de Santa Bárbara, libre al embate de todos los vientos, con clima frío aunque sano, pues no se conoce ninguna clase de enfermedades endémicas.Tiene 220 casas de 2 ó 3 pisos regularmente y de mediana fábrica, las cuales se distribuyen en 8 calles bastante aliniadas, anchas y bien empedradas, con algunos callejones y 2 plazas denominadas de la Constitución y de La Iglesia.
La casa consistorial está contigua a La Iglesia, en la que se ve un salón bastante capaz donde se celabran las sesiones y una especie de púlpito de madera que denota haber servido para la lectura que se hacía en los convites de la cofradía de San Valero a la que perteneció el edificio. En su interior se encuentran las cárceles y en el piso del patio una escuela de instrucción primaria a la que concurren unos 48 niños y hay otra escuela de niñas con 36 de asistencia. En su radio se encuentran  algunos montes enteramente pelados, si bien en otro tiempo tuvieron bastantes pinos.

Extraído del Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar. Pascual Madoz. Madrid, 1845-1850.

EL MOLINO SISCAR Y SU ACEQUIA DE RIEGO

En el año 1157 Ramón Berenguer, en su carta de población de Alcañiz, cedió el dominio de las aguas del Guadalope a quienes acudieran a poblar el recien conquistado territorio del Bajo Aragón. Desde entonces, sus aguas han sido objeto de un intenso aprovechamiento, empleándolas para mover las ruedas de los molinos harineros  y en el riego de las huertas con la construcción de azudes y acequias. Uno de los afluentes principales del Guadalope es el río Mezquín, en cuyo curso se construyeron varios molinos, uno de ellos es el que aquí nos ocupa, denominado popularmente del Siscar por haber pertenecido a los infanzones de esta familia bajoaragonesa.

SITUACIÓN GEOGRÁFICA

El molino del Siscar pertenece al término municipal de Belmonte de San José, en posición lindante con el de La Codoñera. Su situación en coordenadas UTM corresponde a una longitud 30T-745.183 y latitud 4. 533.816 a una altitud de 477m. El molino se ubica en la confluencia del río Mezquín, en el tramo conocido como Barranc Fondo, con la Val del Moreral que se le une a la deracha. La balsa del molino se halla a una cota superior de unos 15m y se alimentaba con las aguas que le llegaban de dos acequias, la que venía del Mezquín y la procedente de la mencionada Val del Moreral. La primera de estas acequias es la más importante, con una longitud de un kilómetro de longitud, es accesible hasta el azud de derivación por hallarse integrada en el recorrido senderista del Barranc Fondo que discurre por parajes de gran belleza natural. Junto al actual azud, se ven las incisiones marcadas en el roquedo por los maderos de las primitivas presas.

REFERENCIAS HISTÓROICAS DEL MOLINO SISCAR

La primera referencia documentada del molino se remonta al año 1571 cuando su propietario el infanzón de La Codoñera Francisco Siscar lo arrendaba a los molineros de Belmonte. Un siglo después, en 1670, el molino harinero con sus tierras plantadas de cepas, olivos y otros árboles formaban la propiedad de mosen Juan Siscar. Cuando en 1704 se procedió a la demarcación territorial, el molino quedó incluido dentro del término de Belmonte.
En 1724, el infanzón Jorge Siscar era el propietario del molino y de sus tierras anexas que arrendaba por 13 cahíces anuales de trigo. En esta fecha, el molino constaba de dos pisos, martillo de hierro, encalfador, arca con llave, grueza, muela, aro, párpalo de hierro, regle, cuartal, almud y cuchara de hierro. Un año más tarde, encargó a José Sasmuz, maestro de obras de Belmonte, que lo edificara junto al viejo molino una balsa y una pared hasta el nivel del rodete del molino y le construyera un cárcavo con bóveda y cubo por el precio de 100 libras jaquesas, con obligación de terminar la obra por San Miguel de 1726. Asimismo, encargó la construcción de una pared que cruzara el barranco del Moreral, en forma de media luna, de 30 palmos en los cimientos y 10 en la parte superior, hasta el nivel de la peña de la solana, con un canal para el agua, que debería estar lista para San Miguel de 1728 por el precio de 230 libras.

LA ACEQUIA DEL SISCAR

La demanda de agua de riego llevó a los propietarios de tierras de La Codoñera a concluir un acuerdo con Jorge Siscar. El 3 de septiembre de 1745 se firmó la escritura de capitulación para construir una nueva acequia, desde el molino hasta la Vall de Albalad en el término de Torrecilla de Alcañiz. Juan Casamayor se obligó por el precio de 1.900 libras jaquesas, a construir a su cargo, en el plazo de un año, una acequia de 5 palmos de hondo y 4 de ancho con paredes y calzadas. Francisco Celma fue el maestro de la sobras que costaron 2.150 libras jaquesas.
La construcción del puente de piedra del molino Siscar, en sustitución del proyectado en 1745, destruído por una riada, fue encomendada a Cristobal Aguilar, alarife de Valdealgorfa, el 5 de junio de 1770, por el precio de 253 libras y 5 arrobas de aceite para el betún del puente. Debía tener forma de arco de 12 palmos  de luz y de punto rebajado o redondo y tener otros dos arcos pequeños  a ambos lados.
La acequia del molino Siscar ha sido el principal medio de riego de La Codoñera. Su longitud total es de 6,5  Km y tiene una pendiente media del 1%. Sus aguas permitían regar las huertas del término de La Codoñera y algunas tierras de Torrecilla con un caudal máximo de 200 l/s para una superficie de 200 Has. Este sistema hídrico estaba formado por tres balsas conectadas para administrar mejor los riegos: la del molino Siscar, la del Valillo, después del paso horadado en la roca denominado La Mineta, y finalmente la de las Bujosas (con el difícil paso de La Mina y sus cinco pozos para permitir su limpieza). Los antiguos caminos, cortados por el curso de la acequia, salvan el foso mediante pequeños puentes de madera o piedra cubiertos de tierra, llamados "puntarrons". Para su limpieza se dictaban bandos que obligaban a participar a todos los propietarios. En 1959 se intentó reconstruir la acequia y ampliar la capacidad de su balsa, pero las continuas sequías condujeron a su abandono definitivo en 1970.
El entorno del molino Siscar, es un paraje que por su frondosidad ha sido muy frecuentado por los jóvenes  en sus excursiones. Actualmente el molino se encuentra en ruinas, y como los males no van nunca solos, durante el año 2001 los altivos olmos han sufrido de graciosis, terrible plaga en la que un insecto inocula el hongo causante de la enfermedad y muere el árbol. 

                Artículo publicado en el periódico la Hora del Bajo Aragón el 7 de diciembre de 2002

LA RELACIÓN DEL ESCULTOR DEL RENACIMIENTO DAMIÁN FORMENT, CON EL BAJO ARAGÓN

El escultor Damián Forment, nació en Valencia en el año 1480 y falleció en Santo Domingo de la Calzada en 1540, donde se encontraba trabajando. El aprendizaje lo recibió en el taller familiar de su ciudad natal, desde donde se dirigó a Italia, para estudiar con preferencia las obras escultóricas de Donatello. Regresó a España sobre 1510, año en el que recibió el encargo de la erección del retablo de la basílica del Pilar. Esculpió en esta misma época, también en la ciudad de Zaragoza, el retablo principal de la parroquia de San Pablo, las esculturas de la capilla del Santo Cristo en la iglesia de la Magdalena y la del monastrio de Poblet. Además, se le atribuye el retablo del altar mayor de la iglesia de Velilla de Ebro. Durante estos años de prolífero trabajo, realizó el retablo mayor de de la catedral de Huesca, comenzando en 1520 y finalizando en    1530, y el de la capilla de la Orden Tercera del convento del Carmen en Valencia.
En la parte que nos incumbe, dentro de las relaciones artísticas con la comarca del Bajo Aragón, está la realización en el castillo de Alcañiz, dentro de la iglesia de Santa María Magdalena, el sepulcro de don Juan de Lanuza, Virrey de Aragón y Comendador Mayor de Alcañiz. Esta obra fue contratada por el comendador frey García de Conchillos y el prior frey Fernando de Segovia el 1 de febrero de 1537, cuatro años después del fallecimiento de Lanuza. La "capitulación y concordia" se realiza en base a unos dibujos presentados por el "imaginero", el cual se compromete a tallar la obra en alabastro "al modo romano", con una altura, desde la base de la sepultura de "sin bollantes y molduras, de diziocho palmos de coudo y de alto vintiocho palmos y medio". Toda la obra se tasó en un precio de 20.000 sueldos, cuyo importe se pagó en tres plazos, el primero para que el artista comprase materiales y comenzase el trabajo, el segundo plazo a pagar a mitad de la obra, y el tercero una vez colocada y revisada. Es un sepulcro de alabastro blanco con la figura de bulto de Don Juan de Lanuza, cuyos ornamientos laterales se conciben como un arco triunfal, donde destacaba en la parte superior "un redondo de serafines y dentro de dicho redondo se a de ver Nuestra Señora con el cordero".
Esta obra está actualmente muy deteriorada, debido a la desaparicón de elementos decorativos, durante la Guerra de la Independencia y a ello se añadió las consecuencias derivadas en las Guerras Carlistas, ya que la iglesia sirvió de almacén, cuartel y cuadras. Aun con todo, se ha convertido en uno de los monumentos funerarios del Renacimiento más relevantes de Aragón.
Tan grande fue la fama de Damián Forment, debido a sus espectaculares creaciones escultóricas, que llegaron los ecos de sus trabajos hasta el Emperador Carlos V, el cual escribió al cabildo de la catedral de Huesca diciéndoles: "tengo entendido que se que se acaba un notable retablo de manos de Damián Forment, os pido que una vez acabado me lo remitais a esta corte, que me tendré por bien servido".
En lo relativo a la vida familiar del escultor valenciano, hay que anotar que se casó con Jerónima Alboreda, en 1518, residiendo ambos en Zaragoza. De este matrimonio, el artista tuvo cuatro hijos: Ursula, Isabel, Esperanza y Damián. En el archivo de la catedral de Huesca, está la documentación refernte a las capitulaciones matrimoniales realizadas por su hija Ursula Forment con Juan Osso, infanzón acomodado en  Calaceite y domiciliado en La Codoñera. En ella se estipula que el novio aportaría al matrimonio "dos patrimonios o casas con todo su heredamiento, una en La Codoñera y otra en Calaceite...", además añadía 16.000sueldos de sus bienes, y en especial de su hacienda de La Codoñera. A su vez, los padres de la novia, contribuían con 24.000 sueldos en moneda y 4.000 sueldos en ajuar. De este matrimonio nacieron: Antonio, hijo póstumo, casado en 1562 con su prima materna Francisca García, otro hijo llamado Juan, beneficiado en San Pedro de Zaragoza, y una hija llamada Juana.
Juan Osso, (que tuvo también una hija bastarda llamada Gracia) otorgó testamento el 7 de mayo de 1533, designando como heredero a su hijo Juan, y murió asesinado hacia el mes de diciembre de 1534. Su mujer, Ursula Forment , se volvió a casar con Bartolomé García, rico mercader de la ciudad de Zaragoza, el cual ya aparece de fiador de los bienes de Damián Forment, en el contrato para la sepultura de Don Juan de Lanuza.

                    Artículo publicado el 13 de diciembre de 2002 en el periódico La Hora del Bajo Aragón