domingo, 23 de junio de 2013

BREVE HISTORIA DE UN FORROLL

   Cuando en el año 1579 se terminó la construcción de las llamadas Casas de la Cofradía, se pretendía que la magneficiencia de la edificación reflejara el poder del Concejo tras liberarse parcialmente de la Orden de Calatrava. Con la Concordia del año 1624, La Codoñera pasó a ejercer su jurisdicción sobre las causas sumarias inferiores a las 20 libras jaquesas, poder que se iría incrementando en las sucesivas concordias que pactaría con la ciudad de Alcañiz, como barrio dependiente de ella. Finalmente, la concesión del título de Villa en 1776 le permitió poner "horca y picota y las demás insignias de jurisdicción que suelen y acostumbran poner las otras villas que usan y tienen jurisdicción por si y sobre si". Con este motivo, debió modificarse la distribución original de las dependencias del antiguo edificio concejil. En la parte posterior de la planta baja, se habilitaría el espacio necesario para el calabozo y la cárcel. Estos servicios se emplazaron en el lugar que ocupaban las primitivas escaleras y las antiguas caballerizas, que en la actualidad son utilizadas como bar y como escenario del teatro. Estos locales solían ser poco higiénicos, estando muy mal ventilados, se cerraban con una gruesa cerradura o forroll. Entre quienes estuvieron encerrados tras sus rejas    tenemos las figuras de Pedro Sanz y de Miguel Insa, que estuvieron presos por orden del alcalde José Faci, desde el 3 de marzo al 5 de mayo de 1783, siendo absueltos de la causa criminal ejercida contra ellos según sentencia dada en Zaragoza el 27 de enero de 1786 que condenó al alcalde y escibano a abonarles 6 reales de vellón por el tiempo en que estuvieron presos y al pago de las costas procesales que ascendieron a 957 reales de vellón con 12 maravedíes de vellón. El escribano Francisco Alcober, poco después, sería arrestado en el Ayuntamiento y condenado posteriormente, por las irregularidades cometidas en el ejerccio de su cargo.
Bajo el reinado de Fernando VII, las cárceles fueron empleadas como lugares de detención de los opositores políticos. El sargento ilimitado Ramón Badía, residente en La Codoñera, fue acusado de haber participado en una intentona de sublevación en Cataluña. El capitán de Beceite, Francisco Tomás Iturqui dictó la correspondiente orden de captura el 2 de febrero 1828. En mayo de 1830 se encontraba detenido en las cárceles de La Codoñera.
El hecho más significativo relacionado con la cárcel de La Codoñera tuvo lugar tras la muerte de Fernando VII, ocurrida el 29 de septiembre de 1833.
En el mes de octubre se fraguaron intentos de pronunciamientos carlistas en Calatayud, Daroca, Teruel, Barbastro y Alcañiz. En esta última, el brigadier Puértolas intrigaba con los carlistas de Calanda, Caspe y Morella. El gobernador militar de Alcañiz, Juan José Acuavera, sospechando la conjura que se tramaba en casa de Puértolas, se presentó el día 6 de octubre en su casa y detuvo a los reunidos. Manuel Carnicer que tambien se hallaba comprometido en la intentona, avisado a tiempo, logró escapar. Acompañado de 22 hombres se dirigió a Morella, cuyo vecindario, aunque secundaba su causa, temía precipitarse y le rogó que no entrara en la población. Carnicer se retiró por el Forcall y el día 12 de octubre se presentó en La Codoñera con ocho hombres armados. Entró en el Ayuntamiento y abrió las puertas de la cárcel en nombre de Carlos V liberando a los tres presos que allí había. El pronunciamiento de Carnicer en favor de don Carlos causó un enorme impacto en toda la región y estimuló al levantamiento del Maestrzgo, el 13 de noviembre. Los historiadores del siglo XIX situaron el inicio de la guerra civil en Aragón en el momento en que Carnicer "dio el grito de rebelión el 12 de octubre de 1833 en La Codoñera". Aunque este primer intento de sublevación fracasó, poco después triunfuría de la mano de Ramón Cabrera, cuya presencia esterá muy ligada a la historia de La Codoñera, y en cuyas filas participarían como voluntarios cerca de 50 vecinos.
El Real decreto del 30 de noviembre de 1834 que creó las provincias y los partidos judiciales, situó en cada pueblo de primera instancia un juzgado con la correspondiente cárcel del partido. Estas disposiciones mermaron considerablemente el papel de las cárceles municipales y condujeron a la desaparición de la mayor parte de ellas por su falta de condiciones higiénicas. Los Juzgados Municipales, creados por la Ley Orgánica del Poder Judicial del 15 de septiembre de 1870, redujeron su papel a los actos de reconciliación entre vecinos, y los juicios verbales o de faltas cuya cuantía fuera inferior a las 500 pesetas con la imposición de penas de pocos días de privación de libertad.
En 1939, al término de la Guerra Civil, los calabozos recuperaron durante unos meses su papel represor con todos aquellos que regresaban al pueblo, a la espera de que la situación fuera resuelta según las normas dictadas por las nuevas autoridades.
Cuando a mediados de la década de los años setenta se procedió a remodelar el Ayuntamiento desapareciendon los recintos de la cárcel y la mazmorra. De todo este oscuro pasado sólo se ha conservado la puerta de la antigua cárcel y el enorme forroll que cerraba la puerta. Ahora en su nuevo destino cierra el perímetro de un huerto de la Vall.



   Artículo publicado en el programa de las fiestas patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de  2011.

sábado, 22 de junio de 2013

LA FONT DEL LLAVADÓ

   Durante siglos los habitantes de La Codoñera se abastecieron de las aguas que manaban de la Font del Llavadó, siendo su cercanía al pueblo posiblemente uno de los factores que debieron contribuir al asentamiento de los primeros pobladores en este lugar. Su topónimo actual se remonta a la segunda mitad del siglo XIX cuando se construyeron los lavaderos.
Las aguas tienen su origen en la filtración de las lluvias que recoge la cuenca receptora del barranco de la Vall, de unos 9 km2 de superficie, lo que le proporcionaba un caudal medio que fue estimado en los años setenta en unos 6 m3/h. Según su composición química, estas aguas pertenecen al tipo de las bicarbonatadas cálcicas. Un análisis de las mismas ofrece la siguiente tabla de valores:
Conductividad = 1.360 uS/cm     Dureza total = 78ºF    Bicarbonatos = 350 mg/l
Calcio             = 166 mg/l           Sulfatos        = 400 mg/l  Magnesio   = 90  mg/l
Cloruros         =  70  mg/l           Sodio           =  56  mg/l Ph               = 8,1

Las primeras referencias escritas que nos hablan de la presencia de esta fuente se encuentran en un documento fechado el 23 de febrero del año 1488, en el que el escudero alcañizano Guillen Claver solicita del comendador de Alcañiz permiso para construir un molino oleario en el barrio de La Codoñera, en la partida llamada "debaxo de la fuente".
Escrituras notariales de 1503 hablan de la Font Vella situada junto a la senda vecinal y de la Font en el camino de La Ginebrosa. Los protocolos notariales de los años 1578 y 1588 nos mencionan el Camino de la Fuente junto a los corrales y pastos ( ferreginales ).
Los excedentes hídricos permitían la alimentación de la balsa de amarrar el cáñamo junto al molino aceitero y el riego de una huerta en continua expansión. La partida de La Fuente la encontramos en 1620, junto a bancales de tierra. Saltando en el tiempo encontramos documentos notariales del año 1788, que nos hablan de la calle de la Cuesta de la Fuente y del Portal de la Fuente que cerraba la población en esta dirección. Por esos mismos años funcionaba una fábrica de jabón junto al molino, actividad que perduró hasta finales de la década de 1830.
La falta de agua en los años que siguieron a la terminación de la Guerra de la Independencia, obligó a los miembros de la Junta de Propios y a los propietarios de la acequia del Siscar a tratar el problema en una sesión celebrada en marzo de 1816. En el acta de la reunión comprobamos como la Font de la Vall continuaba siendo el principal recurso de agua del pueblo, ".......en este término y en sus inmediaciones sólo existe una fuente escasa y una balsa que recoge las aguas en tiempos de lluvias". Estas deliberaciones concluirán con la petición de construir un pantano sobre el río Mezquín que posibilitara el riego de las tierras.
El Diccionario de Miñano de 1826 cuando describe el término de La Codoñera, dice que es escaso en agua y que sus habitantes se abastecen de una única fuente para el consumo de todo el pueblo. Unos años más tarde, Madoz, en 1847 anota que se bebe agua de la fuente llamada de la Villa, que brota a 1.000 pasos al sur del pueblo, cuyas aguas son de buena calidad y manan por tres caños que fluyen a un abrevadero y a una balsa que es utilizada como lavadero y para fertilizar las huertas. En 1855 era conocida como La Font de la Vall.
Cuando en 1930 se inaguró la conducción de aguas que traía el preciado líquido desde la Font de Gil se inició el declive del interés general por esta fuente ante la mayor comodidad que representaba obtener el agua en las fuentes públicas que se instalaron en el pueblo. En el año1970 se inaguró la nueva acometida de aguas, las conducciones hasta las viviendas, así como la red de alcantarillado. Las aguas empleadas para el abastecimiento procedían de la Font de Gil ( 0,4 l/s ) y de la Font de la Vall  (1,6 l/s ). Esta importante mejora supuso cerrar el acceso y las pilas del abrevadero fueron  llevadas al pueblo para instalarlas en la calle de la Herrería.



   Artículo publicado en el programa de las fiesta patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de 2010

domingo, 9 de junio de 2013

LA ACEQUIA DEL MOLINO SISCAR

Las referencias a riegos en La Codoñera anteriores a sus Estatutos de 1624 son muy escasos, lo que contrasta con la minuciosidad con la que se regulan otros aspectos de la comunidad. Hasta el siglo siguiente, en los años 1722,1724 y 1729 no se abrieron nuevas acequias en el curso bajo del Mezquín. La Codoñera intentó sin éxito, en 1733, construir un azud con su acequia en el término de Belmonte. El 7 de enero de 1743, el Justicia de Monroyo y los regidores de La Codoñera, concedieron permiso al infanzón Jorge Siscar para aprovechar el agua que salía de la botana del molino llamado de Boned y del barranco que baja de Belmonte, para que fueran usadas en la fábrica del molino de harina que poseía el citado Siscar. Por el disfrute de las aguas, se pagaría un treudo anual y perpetuo con cargas de comiso, luismo y fadiga, según privilegio de la villa de Monroyo, otorgado el 27 de julio de 1301, sobre las aguas y fábricas construidas en el río. El 8 de septiembre de 1745 se firmó la escritura de capitulación para abrir la nueva acequia desde el molino del Siscar hasta las tierras de los herederos de José Lombart y José Blasco en la Vall de Albalad. Las partes firmantes fueron el mercader Juan Casamayor y los también vecinos de La Codoñera, Miguel Gisbert, Vicente Casanova, Juan Antonio Paricio y Francisco Celma, herederos de las paradas de Las Bujosas, Foias y Val de Albalad. Anteriormente, en 1742 Jorge Siscar había cedido de sus derechos a favor de la alfarda de la acequia de Siscar. En el contrato de obra se especificaba que Juan Casamayor se obligaba por el precio de 1900 libras jaquesas a construir a su cargo, en el plazo de un año una acequia de 5 palmos de ancho por 4 de alto, con pareses y calzadas.
El 5 de julio, el Concejo, presidido por el alcalde Juan Antonio Paricio, concedió licencia a los vecinos para tomar las aguas del azud del Siscar, aplicando el acuerdo que los hortelanos habían establecido el 28 de marzo de 1726 con el difunto Jorge Siscar.
Iniciadas la obras, Juan Antonio Paricio (alcalde ), Miguel Gisbert, José Molins, Vicente Casanova y Francisco Celma (maestro de obras), quedaban obligados a pagar a Jorge Siscar 2150 libras jaquesas según la escritura del 3 de mayo de 1746. Sin embargo, al no poder cumplir con su obligación en los plazos estipulados: quedaba amenazada la terminación de la obra.
El 11 de octubre de 1747, el carpintero Francisco Foz solicitó el pago de 47 libras de plata por su trabajo en la acequia, cuya zanja estaba abierta para riego hasta la jabonería de Manuel Royo, junto al camino de Belmonte. Para solucionar el problema, el 29 de noviembre de 1747, se acordó que Antonio de Ríos, mercader de Alcañiz prestara dinero a Jorge Siscar. A cambio, los herederos de las partidas del Valillo, Forniello, Montet, Foyas, Horteta, Bujosas, Termenya, Cantereses, Foyeta, Val de Albalat y La Solana, otorgarían una escritura de obligación con Antonio de Ríos, por la que se comprometían a entregarle en los siguientes doce años, el seseno del producto de todos los frutos (trigo, cebada, avena, judías, cáñamo, olivas, uva, panizo) de las heredades comprendidas debajo de la acequia de riego, desde el cárcabo hasta la jabonería de Manuel Royo en el camino de Belmonte.
El 5 de junio de 1770 se construyó un nuevo puente de piedra a cargo de Manuel Aguilar, alarife de Valdealgorfa, por el precio de 253 libras y cinco arrobas de aceite para el betún del puente. El puente debía tener forma de arco de doce palmos de luz, de punto rebajado o redondo con otros dos arcos de menor radio que le sirvieran de estribo a ambos lados con un grosor de dos metros. La longitud total de la acequia es de 6,5Km, siendo su desnivel medio del 1%. A lo largo de su recorrido se encuentran tres balsas que permiten una mejor distribución de los riegos: la del Molino Siscar, la del Valillo y la de las Bujosas.
El principal uso de sus aguas era el regadío. En 1940 se regaban 180 Ha. de olivar y 20 Ha. de cereal. 
Durante el mandato de Francisco Flores, alcalde de La Codoñera, el 20 de marzo de 1772 se redactaron las Ordenaciones de la Acequia del Molino Siscar "a fin de evitar algunos excesos por falta de gobierno, orden, y régimen en la Acequia del Cárcabo del Molino de Siscar". Las ordenanzas fueron aprobadas el 25 de enero de 1774, contienen 20 disposiciones que regulan el funcionamiento o gobierno de la acequia . Sus títulos son:
1ª- Prescribe las facultades que se atribuyen a la Junta de la Acequia del cárcabo del Molino Siscar.
2ª- De la forma, modo y día en que se ha de hacer la extracción de Procurador y demás oficios.
3ª- Que los pleitos que ocurran sobre esta acequia se sigan donde el Ayuntamiento y de que forma se han de costear.
4ª- Que se haga un arca para el caudal y libros de la acequia y quienes han de tener llaves.
5ª- Tiempos en que deben hacerse las antípodas de las heredades.
6ª- Del número de herederos que debe haber para celebrar la Junta General
7ª- Que se nombre persona que diariamente anote los jornales y demás gastos.
8ª-Nombramiento de Zabacequia y Celacequia.
9ª-Cuando y en que forma deberán darse las cuentas de la acequia y calidad de los contraventores.
10ª- Que la alfarda se cobre en dinero en el mes de marzo.
11ª- Que ha de ser cargo del procurador la cobranza de las alfardas y en que forma y salario.
12ª-Tiempo en que deberá hacerse la limpieza de la acequia.
13ª-Quienes pueden hacer las altas o bajas de las alfardas de la acequia.
14ª- Del tiempo en que se han de poner las aguas en ador y pena de los contraventores.
15ª-Pena de los que dejen agua perdida o filas abiertas.
16ª- Tiempo en que ha de poderse regar la tierra, sembrados, olivares y hortalizas.
17ª- De la forma que han de hacer los repartimentos de alfardas y reparaciones de la acequia.
18ª- Salarios del zabacequia y secretario.
19ª- Que si alguno de los que no se obligaron al sereno que están hoy comprendidos  en el riego, la Junta General pueda admitirlo.
En la reunión de la Junta de Regantes celebreda el 18 de febrero d 1783, se discutió el problema causado por quienes cerrban los huertos incluyendo la acequia y mudaban su cauce. Para evitar abusos se redactó una Adicón a la s Ordenanzas que establecía una pena de 30 reales para los infractores. En 1853 se confeccionó el Catastro de la Acequia del Molino Siscar que fue actualizado el 27 de marzo de 1880. En la relación de propietarios de tierras regadas había terratenientes en: Aguaviva, Alcañiz, Belmonte, La Cañada de Verich, Castelserás, La Cerollera, Fórnoles, Foz-Calanda, Mas de las Matas, Monroyo, Muniesa, Peñarrya, Tortosa (Conde Samitier), Torrevelilla, Torrecilla, Valdealgorfa y Zaragoza.
Entre 1930 y 1934, el sueldo del zabacequia era de 92 pesetas trimestrales. En 1956, el celador era Félix Sanz Celma que cobraba trimestralmente 546 pesetas.
Las sequías que caracterizaron el final de la década de los años ochenta y el aumento de la demanda de agua con la construcción de granjas obligaron al Ayuntamiento a buscar nuevos recursos hídricos; el uso de acequia disminuyó y finalmente fue abandonada. Poco a poco su cauce va despareciendo, resultando imposible seguir en muchos tramos por el crecimiento de la vegetación, los rellenos de tierras para ampliación de caminos o campos colindantes.
Aunque la acequia sea ahora un recuerdo histórico, no podemos caer en el olvido de esta obra de ingeniería del siglo XVIII que permitió durante más de doscientos años la prosperidad de nuestro pueblo.


Artículo publicado en el programa de las fiestas patronales de San Cosme y San Damián de septiembre de 2009.

domingo, 2 de junio de 2013

LA MORA ENCANTADA . LA NEVERA DE LA CODOÑERA

E l consumo de bebidas refrescantes constituye una de las sensaciones más agradables que asociamos a la canícula estival. Nuestra vida sin los frigoríficos de que disfrutamos se nos haría muy difícil de imaginar. Antigumente estas experiencias estaban representadas por el consumo de nieve y de hielo del que intentaban disponer ciudades, pueblos y aún los conventos. La nieve durante el verano se convirtió en un producto de primera necesidad que era demandada por la sociedad para emplearla en actividades tan diversas como la medicina, la conservación de alimentos o el consumo de bebidas y comidas refrescantes. Su comercialización se convirtió en un floreciente negocio que alcanzó su mayor auge en el siglo XVII y que se prolongó hasta las primeras décadas del siglo XX cuando apareció el hielo industrial. La importancia del producto motivó que muy pronto fuera objeto de regulación por parte de los entes locales que arrendaban los pozos de nieve o neveras y fijaban las condiciones que regulaban su distribución.
La nevera de La Codoñera se encuentra a una altitud de 501 metros. Fue construida en las llamadas Eras Bajas, que con el paso del tiempo pasaron a denominarse Eras de la Nevara. En el año 1736 la calle por la que se accedía pasó a denominarse Calle de la Nevera y en 1790 el conjunto de casas situadas en sus inmediaciones formó el Barrio de la Nevera. Se desconoce el año en que fue construida, pero en 1680 fue objeto de obras de remodelación por parte de sus propietarios, la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario. Su planta es circular, con unas paredes interiores de piedra sillar sencilla ajustada con argamasa o mortero de cal, que dejan un diámetro útil de 3 metros. Su aislamiento del exterior se consigue mediante un relleno de tierra de 3 o 4 metros de grosor y un muro exterior de manpostería ajustada con argamasa de cal. El diámetro final de la construcción varía entre los 11 metros en dirección NE-SO y los 8,6 metros en dirección NO-SE. Su profundidad se desconoce por encontrarse rellena de escombros, solía oscilar los 9 metros , como el caso de la de Belmonte. La cubierta de piedra no se ha conservado. Alberto Bayod, que ha estudiado las neveras del Bajo Aragón, considera que nuestra nevera sería de capacidad media o pequeña.
En los arrendamientos se establecían los períodos obligatorios para disponer de nieve ( o de hielo ) aunque solía ir desde primeros de mayo hasta mediados de octubre, establciéndose penalizaciones para el supuesto en que se terminara la nieve. La normativa de los arriendos obligaba al suministro de nieve gratuita a los enfermos. También se hacía distinción entre vecinos y forasteros, con un menor precio para los primeros. En los contratos se fijaba un precio fijo de venta que debía mantenerse durante toda la temporada, con una cantidad mínima que el comprador debía adquirir obligatoriamente. El precio normal de venta era de un dinero por 14 onzas de nieve o hielo  . Cuando la nieve escaseaba, se reducía la cantidad de nieve ofrecida que pasba a 12 onzas.
Como muestra tenemos el arrendamiento de la nevera de La Codoñera para el año 1691 que fue adjudicado a Thomas Alcober, espartero, por 470 sueldos jaqueses, actuando como fiadores Jusepe Gisbert y Jusepe Velilla. El contrato especifica que debe proporcionar 14 onzas de yelo o de nieve por un dinero durante el período comprendido entre la Santa Cruz de Mayo y el segundo domingo de octubre. El día de Todos Santos la nevera debía hallarse limpia y desocupada.

   Artículo publicado en el programa de las fiestas patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de  2008.

ARRENDAMIENTO DEL MESÓN DE 1692

A finales del siglo XVIII, La Codoñera poseía como Bienes de Propios la carnicería, el mesón, la tienda,. el molino de aceite, el horno de pan cocer, la nevera, la taberna y algunos otros que el Concejo arrendaba a particulares mediante subasta por un cierto número de años. A continuación transcribimos el documento notarial de arriendo del mesón en 1692.
"Capitulaciones para el arrendamiento del mesón del lugar de La Codoñera para tiempo de tres años que comenzarán a correr desde el primero día de henero del año mil seyscientos nobenta y dos y fenecera el primero de henero del año mil seyscientos nobenta y cinco con las condiciones siguientes:
Primeramente es condicion que se arrendara el dicho meson al que mas los hiciere del lugar.
Item es condicion que el que arrendare el meson aya de de hospedar a todos los forasteros y darles lo necesario con su dinero de lo que se hace de el.
Item es condicion que el que arrendare el meson tenga obligacion de hacer una cama siempre que los SS Jurados la pidieran sin interes.
Item es condicion que el que arrendare dicho meson no pueda tener ni permitir en el ningun genero de juego de naypes de resto bajo pena de sesenta sueldos.
Item es condicon que el que arrendare dicho meson aya de pagar el precio del arrendamiento en tres pagas, una cada año para el dicho dia primero de henero.
Item es condicion que el que arrendare dicho meson se aya de obligar y dar fianzas a gusto de los SS Jurados y Consejo y pagar la fianza al corredor.
El arrendamiento de este año fue dado a Tomás Secas menor por 660 sueldos jaqueses. Los Jurados del año eran Geronimo Blasco y Juan Paricio y el notario fedatario del acto Jaime Josep Blasco

  Artículo publicado en el programa de las fiestas patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de 2007..

REPRODUCCIÓN DE ANUNCIOS PUBLICADOS EN EL HERALDO DE ARAGÓN EL 8 DE OCTUBRE DE 1932 FIRMADO POR MANUEL SANZ

Con extraordinaria brillantez y animación se celebraron las fiestas en honor de los patrones San Cosme y San Damián.
El día 24, a las doce hubo repique general de campanas.
El día de la festividad el veterano dulzainero de las Parras alegró al vecendario con un bonito pasacalles. Por  la mañana hubo solemne misa y reparto del pan bendito.
A las doce y organizada por la sociedad  "E l Recreo, tuvo lugar una gran rondalla que recorrió las principales calles de la población causando la admiración del vecindario, distinguiéndose en la ronda los cantadores Pedro Alcober y Pascual Bosque.
A las cuatro de la tarde, y con mucha animación se celebraron las siguientes carreras: Primera, pedestre, venciendo Eusebio Celma. Segunda: pedestre infantil. Tercera: ciclista, siendo el vencedor el gran corredor de esta villa José Asanza. Cuarta: carrera de sacos, venciendo José Alcañiz.
Terminadas las carreras y amenizado por los dulzaineros, hubo un animado baile en la plaza de la Libertad, continuándose bailando en la misma plaza desde las nueve de la noche hasta bien entrada la madrugada.
El día 27, festividad de las Reliquias, los dulzaineros nos obsequiaron con la acostumbrada diana. A las dieciseis, en la plaza de la Libertad, hicieron su última actuación, celebrándose un animado baile que terminó pronto por tener que marchar los dulzaineros a otros festejos.
Terminados los bailes públicos la sociedad "El Paraiso" continuó alegrando a la gente joven celebrando bailes tarde y noche, pudiendo apreciar en todos los bailes de esta sociedad un verdadero paraiso de chicas guapas, entre las que recordamos a Luisa y Concha Berned, Pascuala y Tomasa Lorenzo, Paquita Andreu, Milagros Margelí, Loreto Santafé, Filomena Faci, Antonia Pérez y Tomasa Gazulla.
Los bailes de esta sociedad fueron amenizados por el trío "El Recreo", compuesto de guitarra, violín y mandolina, a cargo de Tomás Blasco, Valero Bonfil y Vicente Paricio.
Durante las fiestas podemos estar satisfechos de no haber ocurrido ningún incidente.

   Artículo publicado en el programa de fiestas  patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de 2006. 

sábado, 1 de junio de 2013

REPRODUCCIÓN DE ANUNCIOS PUBLICADOS EN EL HERALDO DE ARAGÓN EL 3 DE OCTUBRE DE 1927 FIRMADO POR MANUEL SANZ

El 27 de septiembre es para esta villa fecha memorable, pues está dedicada a ensalzar y festejar las glorias de los Santos Cosme y Damián.
Resultaron este año brillantísimos todos los actos.
La misa fue cantada admirablemente por un grupo de bellas señoritas de la localidad, dirigidas y acompañadas magistralmente con armonium por el maestro de la escuela nacional D. José Zaforas. Actuó como orador sagrado un Padre Benedictino de Calanda.
Los actos profanos consistieron en infinidad de bailes, corridas pedestres y en bicicletas. En éstas, que resultó vencedor Manuel Bartolí de esta villa. El 27, de cuatro a cinco de la tarde, hubo gran festival de jota, en la cual tres parejas de niños ataviados con el traje típico de la tierra fueron muy celebrados.
Al día siguiente, el día 28, dedicado a honrar las reliquias de los mencionados Santos, para que no faltase detalle, una gran cuadrilla de mozos improvisó la típica comida en la plaza, después de la cual desbordase el entusiasmo cantando infinidad de jotas.
El 28 por la noche hubo función de teatro por los niños y niñas de las escuelas, hábilmente dirigidos por los maestros doña Pilar Gimeno y don José Zaforas, acompañados al piano por el conocido músico y entusiasmo conservador y propagador de los cantos regionales e hijo de esta población mosen Antonio Margelí, actuando como guitarra y bandurrias los jóvenes José Sancho, José Gil y Vicente Paricio.

   Artículo publicado en el programa de las fiestas patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de 2001.

SAN COSME Y SAN DAMIÁN

La festividad de San Cosme y San Damián se remonta al siglo XVI, en agradecimiento a estos Santos Médicos que protegieron nuestro pueblo durante las grandes epidemias de peste, cuando nuestros antepasados acudieron a ellos para que intercedieran ante Dios. Según la tradición, su veneración se inició en Arabia en el siglo 111 desde donde se expandió por toda la cuenca mediterránea. 
La primera referencia documentada de estos santos protectores procede de la licencia concedida a Antonio Velilla, vecino de La Codoñera, quien  el 18 de marzo de 1505 mandó construir un altar con su retablo dedicado a San Cosme y San Damián, en una nave del lado izquierdo de la iglesia parroquial. En el año 1510, Juan Araguat y su mujer María Romanos de Torrecilla, fundaron en La Codoñera la capellanía de San Cosme y San Damián cuya fundación fue aprobada en 1516.
En el año 1660 el labrador y mercader de Castelserás Antón Grau, encargó al escultor Juan Latorre un retablo bajo la advocación de San Cosme y San Damián para la iglesia parroquial de La Codoñera. Dicho retablo, debía tener un ancho de 19 palmos y una altura "lo que requiera de arte" y ser de cuatro columnas de orden corintio, con pedestal corrido y molduras. En su parte inferior debería haber unos calzos para alojar las cabezas de San Antonio y San Blas. En el centro del retablo figuraba una concha para alojar a San Cosme y San Damián.La obra fue concertda en 120 libras jaquesas y debía estar terminada el día San Cosme de 1661.
Antón Grau y su esposa María Barberán fundaron en 1662 un beneficio en la capilla de los Santos Médicos, aprobado en 1668. En su testamento del año 1669, Antón Grau, dejó un legado de 100 escudos para dorar el retablo de los Santos Médicos.
Durante las fiestas de San Cosme y San Damián se celebraba una gran procesión, muy larga por los extramuros del pueblo, portando  la peana de los Santos adornada con flores, dando un aspecto muy vistoso al estar engalanados los balcones con colchas blancas.
La bandera roja que portaban los mozos en las fiestas estaba dedicada a San Cosme y San Damián. Por la tarde se celebraban las competiciones que constaban de carreras pedestres (cuyo premio era un pollo), carreras de entalegados y carreras de burros.
Antiguamente se corrían toros ensogados en un encierro que iba por la Plaza, calle las Rocas y calle Padre Faci. Los toros eran sacrificados y su carne repartida entre el vecindario. La obligación de traer dos toros figuraba ya en las capitulaciones del arriendo de la carnicería del año 1734.

       Artículo publicado en el programa de las fiestas patronales de San Cosme y San Damián en septiembre de 2005