martes, 10 de octubre de 2023

LA VERDAD, ÚLTIMA NOVELA DE MOLINS

 


   " La Verdad" como título de la novela y subtítulo "El Crimen Fantástico de Castelserás", nos narra un suceso basado en hechos reales ocurridos en el año 1909. Se podría considerar el Crimen de Cuenca Aragonés. El hecho tuvo una gran repercusión mediática y un fuerte impacto social. Apareció en muchos periódicos de la época y se representó en una obra de teatro en Madrid en el año 1919. La obra se desarrolla a partir de cinco crónicas publicadas en el periódico Heraldo de Aragón.

    Todo empezó por una flauta. La disputa se desencadenó al negarse el joven Antonio Moliner a devolver el instrumento al director de la banda municipal de Castelserás, tras abandonar la orquesta. Las amenazas de muerte proferidas por su padre, en medio de una acalorada discusión con el maestro de música y la posterior e inexplicable desaparición de éste, desataron en el pueblo un gran conflicto social.

    La novela refleja el ambiente de la época, donde las autoridades muestran el duro caciquismo dominante y el manejo de la gente en su provecho. Las fuerzas del orden sólo fueron capaces de arrancar la confesión a los encausados a base de golpes y torturas. Las propias gentes del pueblo, ignorantes y manipuladas, fueron propensas a tomarse la justicia por su mano. Todo ello, se nos cuenta a través de los ojos de un cura que intentó buscar la verdad, apaciguar los ánimos y evitar que la peligrosa situación social no estallara con consecuencias imprevisibles.

    En la obra se pone de relieve la difícil y compleja situación social que atravesó el país y especialmente el Bajo Aragón, a finales del siglo XIX y principios del XX, con las cicatrices aún abiertas de las guerras carlistas y la pérdida de las últimas colonias en 1898, junto a la falta de perspectivas de desarrollo y modernización, y sobre todo del caciquismo que condenó a mucha gente a la miseria o a la emigración para poder vivir dignamente.

    El regeneracionismo impulsado por Joaquín Costa, que visitó varias veces el Bajo Aragón, apoyado localmente por figuras como Juan Pío Membrado de Belmonte, surgió para intentar paliar el descontento social y tratar de poner remedio a la decadencia.

Comentario literario

    El libro se estructura en tres partes:

    Primera parte- Introducción: marco histórico, social, costumbres, presentación de personajes, marcha a Castelserás.

    Segunda parte- El conflicto- Enfrentamiento de Antonio y su padre con José Sancho Casanova, director de la banda de música. -Desaparición de éste último personaje. Detención de Antonio y su padre.-Inesperada solución final

    Tercera parte-. Fuentes, documentos en los que se basa la novela: artículos del ABC y del Heraldo de Aragón.

Estilo

    -Abundantes descripciones: fachadas de las casas, vestidos, comidas y útiles de labranza.

    -Cuadros de costumbres: la bendición de campos, la matanza del cerdo, la búsqueda de cangrejos, las hogueras de San Sebastián.

    -Retratos de los principales personajes: se nos muestra tanto los rasgos físicos como su mentalidad y psicología.

    -El diálogo: alterna continuamente narración y diálogo. Muchos sucesos los conocemos a través de las conversaciones de los personajes.

    -El lenguaje poético: cada capítulo acaba con unas líneas de poesía en prosa. Las descripciones y los sentimientos se expresan con frases poéticas frecuentemente.

    -La prosa se va entrelazando con refranes, frases hechas y palabras del habla local. Todo ello da frescura al lenguaje.

    -Intensa tensión dramática: 

     Ésta se dispara de golpe y de forma inesperada tras la desaparición del director de la banda: acusaciones falsas, motín popular, brutalidad policial, confesión forzada. Nada parece tener solución. Climax de la novela.

    Distintos sucesos inesperados llevan a la solución final. Anticlimax: encuentro con el muerto resucitado. Intervención del juez. Libertad.

    La novela se cierra de forma circular ya que los personajes volverán a probar fortuna en otro pueblo, esta vez Calanda.


    Artículo publicado en la revista Compromiso y Cultura nº 106.


lunes, 9 de octubre de 2023

RAFAEL GISBERT CATALÁN, JUEZ Y ALCALDE DE ALCAÑIZ

 


    Rafael Gisbert nació en Castelserás en el seno de una familia de propietarios rurales, fue el mayor de tres hermanos, uno de ellos, Antonio fue alcalde de Castelserás. Obtuvo su título de abogado el 2 de octubre de 1865 y ejerció la profesión hasta noviembre de 1868.

    La Ley Provisional sobre Organización del Poder Judicial, reguló las condiciones de acceso y ascenso en la Carrera Judicial. Los aspirantes a la judicatura debían ser Licenciados en Derecho, mayores de 23 años y superar un examen ante la Junta Calificadora, en Madrid. Los declarados aptos se integraban en el Cuerpo de Aspirantes. La Audiencia respectiva nombraba entre ellos a los jueces Municipales, Suplentes o Sustitutos. Un año más tarde, los Presidentes de las Audiencias elevaban el informe ante la Junta Calificadora y se nombraban los jueces a medida que se producían las vacantes. Sin embargo, los frecuentes vaivenes de la política de estos años permitían contar con avales suficientes para el acceso a la judicatura, prescindiendo de las cualidades del candidato.

    Rafael Gisbert fue nombrado Juez de Paz de Castelserás, por orden del regente de la Audiencia de Zaragoza, el 10 de diciembre de 1868, por un período de tres años. Luego fue Promotor fiscal de Alcañiz y de Híjar, donde permaneció hasta agosto de 1871 en que se declaró cesante a voluntad propia. En febrero de 1877, fue elegido concejal del ayuntamiento de Alcañiz. Ese mismo año se le nombró Promotor fiscal de Sos del Rey Católico y en el mes de julio, Promotor fiscal de Puigcerdá, cargo en el que estuvo hasta el 29 de enero de 1880, en que pasó a Valderrobres.

    Por R.O. del 23 de junio de 1881, ascendió a Juez de primera instancia de Mora de Rubielos, donde permaneció hasta el 3 de noviembre del mismo año en que fue trasladado a Huéscar y el 1 de diciembre a Torrente. El 20 de febrero de 1882, fue destinado a Morella donde intervino en el asesinato de dos guardias civiles y de un recaudador, suceso ocurrido en el camino de Castelfort a Tortosa en diciembre de 1882. El 3 de julio de 1883, regresó a Alcañiz como secretario de la Audiencia de lo criminal. El 30 de mayo de 1885, volvió a Morella. Desde el mes de febrero de 1889 hasta el mes de agosto de 1890, estuvo destinado en el juzgado de Inca en Mallorca y luego en Granollers, donde actuó en un caso de expedición de moneda falsa. El 12 de febrero de 1892, permutó su plaza por la de primera instancia de Caspe. En su nuevo destino estuvo sometido a fuertes tensiones. Dictó el expediente de apremio contra los bienes de los alcaldes de Fayón y de Chiprana por utilizar indebidamente los pastos y leñas de los montes comunes.

Amenazas contra el juez

    El calandino Juan José Gasca, diputado liberal por el distrito de Valderrobres en el año 1891, volvió a presentarse a las elecciones en 1893. En el distrito de Alcañiz quiso poner, a un hombre de su confianza, Augusto Comas Blanco, que aunque desconocido por el electorado, se valoraba su amistad con el ministro Miguel Villanueva y el apoyo del gobierno, frente al conservador Ripollés. El 17 de febrero de 1893, llegaron a Alcañiz, Gasca y su candidato ministerial Sr. Comas, para recorrer los pueblos y atraer el voto de aquellos poco inclinados a darle su voto, y como escribió la prensa, "...recomendar al encargado de la máquina electoral, la conveniencia de sujetar algún tornillo para ver de hacer doblar la cerviz o algún santón enemigo, que por lo visto los hay muy finos a pesar de las llamadas para asuntos de interés por el citado encargado".

    El 25 de febrero, el Diario de Zaragoza y el Diario Mercantil de Zaragoza publicaron una carta a Gasca, que había sido publicada el 25 de enero por el periódico conservador madrileño La Época. En ella, el exdiputado amenazaba al juez con futuros destinos itinerantes si no controlaba la indisciplina de sus hermanos en Castelserás, en los futuros comicios.

    La prensa zaragozana criticó las amenazas de traslado vertidas en la carta contra el juez y llamaba la atención del ministro de Gracia y Justicia, Montero Ríos, para que "...procediera en desagravio de la justicia amenazada", y para que el Ministerio Fiscal "...ejercite la acción que corresponde contra el que abusa de su poder o de su influencia".

El juez sancionado y trasladado

    La Audiencia abrió diligencias y poco después, la Sala de Gobierno impuso al juez, una corrección disciplinaria de suspensión de empleo y sueldo durante tres meses y pidió su traslado a otro destino alejado de Caspe y su entorno "para que pueda regenerarse y regenerar el prestigio de los Tribunales". Por R.O. de 22 de mayo de 1893, fue trasladado a Villanueva y la Geltrú. El periódico alcañizano publicó la noticia.

    El 13 de diciembre de 1893, como juez de primera instancia de Vilanova y La Geltrú, pidió ser declarado excedente. El diario barcelonés El Comercio, destacó su carácter recto y lo calificó de "buen juez".

Nuevos destinos

    El 12 de enero de 1894, abrió un bufete de abogado en Alcañiz en la calle Alejandre, donde residía. Un año más tarde, el 22 de junio de 1895, fue nombrado juez municipal de Alcañiz. El 6 de septiembre de ese mismo año, fue nombrado, en comisión de servicios, juez del partido de Dolores en Alicante. En 1896 desempeñó el juzgado de instrucción de Alcañiz, por indisposición de su titular, interviniendo en las diligencias por el asesinato de Eduardo Torrillas. A primeros de marzo de ese año, Rafael Gisbert publicó en el periódico alcañizano La Lealtad, unas notas que fueron consideradas por Juan José Gasca. Sus partidarios respondieron con otra carta en la que reprobaban los conceptos vertidos por el juez. Pero en un tono más suave, consideraban que éste estaba persuadido de las noticias y rumores en que había basado sus juicios, los cuales no tenían fundamento y que por ello no afectaban a su honor dando por zanjada la cuestión. El 3 de junio, el Senado discutió sobre la aptitud legal del senador electo por la provincia de Teruel, Juan José Gasca, quien al mismo tiempo, era consejero de la Compañía del Ferrocarril de Zaragoza al Mediterráneo. Unos días después, juró su cargo de senador. Rafael Gisbert se jubiló de juez el 18 de enero de 1897, tras 27 años, 1 mes y 12 días de servicio.

Alcalde de Alcañiz

   El año 1897 fue particularmente agitado en Alcañiz, con la paralización del comercio y la crisis agrícola, que obligó a tener de forma permanente una compañía de ejército. La situación se agravó cuando en el mes de diciembre, el gobernador obligó a dimitir al alcalde Francisco Sales y a todo el consistorio municipal. En julio de 1898, era teniente de alcalde de la ciudad. El 14 de junio de 1900, estuvo presente en la reunión que trató sobre la petición de construir el embalse de Santolea y sus canales de riego y fue uno de los firmantes de la carta que publicó al día siguiente el Mercantil de Zaragoza. En 15 de marzo de 1901, dimitió el alcalde Jerónimo Blasco y los liberales propusieron a Rafael Gisbert, abogado en ejercicio. El 26 de marzo, fue nombrado alcalde presidente por Real Orden. Sin embargo, una parte del Ayuntamiento no lo aceptó por la contradicción entre la fórmula de su nombramiento por "real orden" y sus ideas republicanas. Rafael Gisbert declaró desde el principìo su resolución de no tomar posesión del cargo si no se cumplían determinadas condiciones. En las actas anteriores a la fecha de la real orden (por enfermedad de Gerónimo Blasco) y en las posteriores figura como "alcalde ejerciente" (alcalde en funciones). Por Real Orden del 20 de abril de 1901, le fueron admitidas las objeciones presentadas. El 22 de enero de 1905, estalló en Alcañiz un fuerte motín contra el impuesto de consumos, en lo que intervinieron fuerzas del ejército. Unos meses más tarde, Rafael Gisbert fue elegido alcalde presidente en la votación celebrada en la sesión del día 7 de junio de 1905 hasta el 1 de enero de 1906, volviendo a ser nombrado alcalde, hasta su renuncia en la sesión celebrada el 29 de mayo de 1909. Rafael Gisbert falleció en Alcañiz el 19 de febrero de 1916.

     Artículo publicado en la revista Compromiso y Cultura nº 103