domingo, 9 de junio de 2013

LA ACEQUIA DEL MOLINO SISCAR

Las referencias a riegos en La Codoñera anteriores a sus Estatutos de 1624 son muy escasos, lo que contrasta con la minuciosidad con la que se regulan otros aspectos de la comunidad. Hasta el siglo siguiente, en los años 1722,1724 y 1729 no se abrieron nuevas acequias en el curso bajo del Mezquín. La Codoñera intentó sin éxito, en 1733, construir un azud con su acequia en el término de Belmonte. El 7 de enero de 1743, el Justicia de Monroyo y los regidores de La Codoñera, concedieron permiso al infanzón Jorge Siscar para aprovechar el agua que salía de la botana del molino llamado de Boned y del barranco que baja de Belmonte, para que fueran usadas en la fábrica del molino de harina que poseía el citado Siscar. Por el disfrute de las aguas, se pagaría un treudo anual y perpetuo con cargas de comiso, luismo y fadiga, según privilegio de la villa de Monroyo, otorgado el 27 de julio de 1301, sobre las aguas y fábricas construidas en el río. El 8 de septiembre de 1745 se firmó la escritura de capitulación para abrir la nueva acequia desde el molino del Siscar hasta las tierras de los herederos de José Lombart y José Blasco en la Vall de Albalad. Las partes firmantes fueron el mercader Juan Casamayor y los también vecinos de La Codoñera, Miguel Gisbert, Vicente Casanova, Juan Antonio Paricio y Francisco Celma, herederos de las paradas de Las Bujosas, Foias y Val de Albalad. Anteriormente, en 1742 Jorge Siscar había cedido de sus derechos a favor de la alfarda de la acequia de Siscar. En el contrato de obra se especificaba que Juan Casamayor se obligaba por el precio de 1900 libras jaquesas a construir a su cargo, en el plazo de un año una acequia de 5 palmos de ancho por 4 de alto, con pareses y calzadas.
El 5 de julio, el Concejo, presidido por el alcalde Juan Antonio Paricio, concedió licencia a los vecinos para tomar las aguas del azud del Siscar, aplicando el acuerdo que los hortelanos habían establecido el 28 de marzo de 1726 con el difunto Jorge Siscar.
Iniciadas la obras, Juan Antonio Paricio (alcalde ), Miguel Gisbert, José Molins, Vicente Casanova y Francisco Celma (maestro de obras), quedaban obligados a pagar a Jorge Siscar 2150 libras jaquesas según la escritura del 3 de mayo de 1746. Sin embargo, al no poder cumplir con su obligación en los plazos estipulados: quedaba amenazada la terminación de la obra.
El 11 de octubre de 1747, el carpintero Francisco Foz solicitó el pago de 47 libras de plata por su trabajo en la acequia, cuya zanja estaba abierta para riego hasta la jabonería de Manuel Royo, junto al camino de Belmonte. Para solucionar el problema, el 29 de noviembre de 1747, se acordó que Antonio de Ríos, mercader de Alcañiz prestara dinero a Jorge Siscar. A cambio, los herederos de las partidas del Valillo, Forniello, Montet, Foyas, Horteta, Bujosas, Termenya, Cantereses, Foyeta, Val de Albalat y La Solana, otorgarían una escritura de obligación con Antonio de Ríos, por la que se comprometían a entregarle en los siguientes doce años, el seseno del producto de todos los frutos (trigo, cebada, avena, judías, cáñamo, olivas, uva, panizo) de las heredades comprendidas debajo de la acequia de riego, desde el cárcabo hasta la jabonería de Manuel Royo en el camino de Belmonte.
El 5 de junio de 1770 se construyó un nuevo puente de piedra a cargo de Manuel Aguilar, alarife de Valdealgorfa, por el precio de 253 libras y cinco arrobas de aceite para el betún del puente. El puente debía tener forma de arco de doce palmos de luz, de punto rebajado o redondo con otros dos arcos de menor radio que le sirvieran de estribo a ambos lados con un grosor de dos metros. La longitud total de la acequia es de 6,5Km, siendo su desnivel medio del 1%. A lo largo de su recorrido se encuentran tres balsas que permiten una mejor distribución de los riegos: la del Molino Siscar, la del Valillo y la de las Bujosas.
El principal uso de sus aguas era el regadío. En 1940 se regaban 180 Ha. de olivar y 20 Ha. de cereal. 
Durante el mandato de Francisco Flores, alcalde de La Codoñera, el 20 de marzo de 1772 se redactaron las Ordenaciones de la Acequia del Molino Siscar "a fin de evitar algunos excesos por falta de gobierno, orden, y régimen en la Acequia del Cárcabo del Molino de Siscar". Las ordenanzas fueron aprobadas el 25 de enero de 1774, contienen 20 disposiciones que regulan el funcionamiento o gobierno de la acequia . Sus títulos son:
1ª- Prescribe las facultades que se atribuyen a la Junta de la Acequia del cárcabo del Molino Siscar.
2ª- De la forma, modo y día en que se ha de hacer la extracción de Procurador y demás oficios.
3ª- Que los pleitos que ocurran sobre esta acequia se sigan donde el Ayuntamiento y de que forma se han de costear.
4ª- Que se haga un arca para el caudal y libros de la acequia y quienes han de tener llaves.
5ª- Tiempos en que deben hacerse las antípodas de las heredades.
6ª- Del número de herederos que debe haber para celebrar la Junta General
7ª- Que se nombre persona que diariamente anote los jornales y demás gastos.
8ª-Nombramiento de Zabacequia y Celacequia.
9ª-Cuando y en que forma deberán darse las cuentas de la acequia y calidad de los contraventores.
10ª- Que la alfarda se cobre en dinero en el mes de marzo.
11ª- Que ha de ser cargo del procurador la cobranza de las alfardas y en que forma y salario.
12ª-Tiempo en que deberá hacerse la limpieza de la acequia.
13ª-Quienes pueden hacer las altas o bajas de las alfardas de la acequia.
14ª- Del tiempo en que se han de poner las aguas en ador y pena de los contraventores.
15ª-Pena de los que dejen agua perdida o filas abiertas.
16ª- Tiempo en que ha de poderse regar la tierra, sembrados, olivares y hortalizas.
17ª- De la forma que han de hacer los repartimentos de alfardas y reparaciones de la acequia.
18ª- Salarios del zabacequia y secretario.
19ª- Que si alguno de los que no se obligaron al sereno que están hoy comprendidos  en el riego, la Junta General pueda admitirlo.
En la reunión de la Junta de Regantes celebreda el 18 de febrero d 1783, se discutió el problema causado por quienes cerrban los huertos incluyendo la acequia y mudaban su cauce. Para evitar abusos se redactó una Adicón a la s Ordenanzas que establecía una pena de 30 reales para los infractores. En 1853 se confeccionó el Catastro de la Acequia del Molino Siscar que fue actualizado el 27 de marzo de 1880. En la relación de propietarios de tierras regadas había terratenientes en: Aguaviva, Alcañiz, Belmonte, La Cañada de Verich, Castelserás, La Cerollera, Fórnoles, Foz-Calanda, Mas de las Matas, Monroyo, Muniesa, Peñarrya, Tortosa (Conde Samitier), Torrevelilla, Torrecilla, Valdealgorfa y Zaragoza.
Entre 1930 y 1934, el sueldo del zabacequia era de 92 pesetas trimestrales. En 1956, el celador era Félix Sanz Celma que cobraba trimestralmente 546 pesetas.
Las sequías que caracterizaron el final de la década de los años ochenta y el aumento de la demanda de agua con la construcción de granjas obligaron al Ayuntamiento a buscar nuevos recursos hídricos; el uso de acequia disminuyó y finalmente fue abandonada. Poco a poco su cauce va despareciendo, resultando imposible seguir en muchos tramos por el crecimiento de la vegetación, los rellenos de tierras para ampliación de caminos o campos colindantes.
Aunque la acequia sea ahora un recuerdo histórico, no podemos caer en el olvido de esta obra de ingeniería del siglo XVIII que permitió durante más de doscientos años la prosperidad de nuestro pueblo.


Artículo publicado en el programa de las fiestas patronales de San Cosme y San Damián de septiembre de 2009.

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