jueves, 23 de enero de 2020

EL ORIGEN DEL PRIMER CARLISMO EN EN EL BAJO ARAGON (I)





    El 10 de julio de 1823 se crearon oficialmente los Voluntarios Realistas, a modo de milicia armada compuesta por civiles bajo la autoridad militar, pero limitada al  ámbito municipal, que disfrutaban de facilidades para su mantenimiento y armamento. Las partidas realistas que apoyaron a Fernando VII contra el Trienio Liberal fueron disueltas, pero se les ofreció la posibilidad de alistarse en los Cuerpos de Realistas como oficiales y suboficiales después de ser recalificados, pues muchos de ellos habían tenido rápidos ascensos en pocos meses y otros no sabían leer y escribir. El descontento de los voluntarios con la orientación política del gobierno y el hecho de disponer de armamento propio y organización militar propició algunos levantamientos como el el protagonizado en mayo de 1824 a favor de Don Carlos por el brigadier Joaquín Capapé.
    El 25 de julio de 1825, coincidiendo con la fiesta del Patrón de España, fueron bendecidas en la colegiata de Alcañiz las banderas de los cuatro batallones del Tercio de los Voluntarios Realistas del partido de Alcañiz. En La Codoñera los voluntarios realistas llegaron a 86 individuos encuadrados en el arma de infantería. Su primer comandante fue Luis Bayod, subteniente de infantería en excedencia y su segundo,Ramón Martín Jaime. Otros mandos fueron: Teniente de Infantería y Capitán de Voluntarios, José Dolz. Teniente de voluntarios, Antonio Faci. Oficial de Voluntarios, Manuel Cases. Subteniente de Infantería, Pedro Gimeno. Sargento de Voluntarios, Ramón Badía.
    El malestar y los conatos de insurgencia se sucedieron uno tras otro. Cada mes los alcaldes debían informar de cualquier sospecha que pudiera alterar el orden y proporcionar los nombres de los rebeldes que había en los pueblos. El 5 de noviembre de 1829 el alcalde Pedro Lorenzo notificó que "en el pueblo no hay ninguna conspiración contra la Soberanía del Rey y aunque en él residen oficiales ilimitados, son de irreprensible conducta y manifiestan un amor exaltado al Altar y al Trono". Se restringió el uso de las armas, aunque los infractores, cuando eran realistas, gozaban de cierta impunidad. Cuando el sargento ilimitado Ramón Badía, residente en La Codoñera, fue acusado de haber participado en una intentona de sublevación en Cataluña, el capitán de Beceite, Francisco Tomás Iturgui el 2 de febrero de 1828 ordenó que fuera capturado. Los documentos del preso no llegaron a manos del secretario Joaquín Dolz hasta dos años más tarde, el 12 de mayo de 1830, el cual respondió que se encontraba detenido en las cárceles de La Codoñera y que entregaría en la subdelegación de policía el importe de una multa de 13 reales de vellón por irregularidades en su pasaporte. El 21 de diciembre el alcalde Mariano Royo respondía una vez más que, "en este pueblo no se han cometido violencias ni reuniones secretas ni correspondencias sospechosas y que el pueblo es amante del Soberano y del legítimo Gobierno y que la cosecha de grano y aceite de ese año ha sido abundante y sus precios moderados".
    El 29 de septiembre de 1833 murió Fernando VII. Cuatro días más tarde, Joaquín Díaz Porcar, comandante de la columna móvil del Bajo Aragón, ordenó la desmovilización de los batallones de voluntarios realistas, dejándoles sólo el vestuario. Hubo algunos intentos de pronunciamientos en Calatayud, Daroca, Teruel, Barbastro y Alcañiz. En esta última,  el brigadier Puértolas intrigaba con los carlistas de Calanda y Caspe, y mediante el Tintoreo y capitán de granaderos realistas de Morella, José Mestre, enlazó con su superior Carlos Victoria . El Gobernador Militar de Alcañiz, Juan José Acuavera, sospechando de la conjura, se presentó el día 6 de octubre en su casa y detuvo a los reunidos. Fracasó la tentativa de pronunciamiento del destacamento de carabineros, quedando presos el teniente de dicho cuerpo, Isidro Sánchez, el coronel Antonio Fuster "El Herrero de Mequinenza" y el cabo realista Antonio Palacio. Manuel Carnicer que también se hallaba comprometido en la intentona, avisado a tiempo, logró escapar. Acompañado de 22 hombres se dirigió por Hervés, La Pobleta y Ortells a Morella, cuyo vecindario aunque secundaba su causa, temía precipitarse y le rogó por medio de Mestre, que no entrara en la población. Carnicer se retiró por El Forcall y el día 12 se presentó en La Codoñera con ocho hombres armados, entre ellos algunos antiguos oficiales de Capapé del año 1823, abrió simbólicamente las puertas de la cárcel en nombre de Carlos V y liberó a los tres presos que allí había. El pronunciamiento de Carnicer en favor de de don Carlos causó un enorme impacto en toda la región, Joaquín Quílez se levantó con 15 hombres en Samper de Calanda el día 28. Tres semanas más tarde se rebeló enrique Montañes en Mazaleón, subteniente ilimitado y 2º comandante de un batallón realista. Estas sublevaciones estimularon el levantamiento del Maestrazgo que tendrá lugar el 13 de noviembre. Cabello,Santa Cruz y Temprado sitúa el inicio de la guerra cuando Carnicer "dio el grito de rebelión el 13 de octubre de 1833 en La Codoñera".
    Carnicer aumentó sus efectivos con los huídos de los pueblos, jornaleros y realistas y en el mes de noviembre contaba con unos 400 partidarios y el día 27 desde Fórnoles amenazaba Alcañiz. Sin embargo, los carlistas no pudieron apoderarse de las dos principales plazas del Bajo Aragón, Caspe y Alcañiz, por lo que se fueron a Morella que estaba en su poder. El 7 de diciembre las tropas del Gobierno al mando del general Horé recuperaron la ciudad, que había sido evacuada durante la noche. La columna carlista, que rondaba los 1.200 hombres, se dirigió por Zorita y Aguaviva hacia Alcañiz, entrando el día 9 en Calanda. Desde Monroyo las tropas gubernamentales del coronel Cristóbal Linares de Butrón se dirigió por Belmonte hacia Castelserás con 350 soldados de infantería y 27 de caballería. Al rayar el alba la columna liberal avanzó sobre Calanda intentando sorprender y rodear a los carlistas que la dominaban. El enfrentamiento tuvo lugar en los alrededores de la ermita de Santa Bárbara. Tras un duro combate se produjo la desvandada de los carlistas que, en pequeños grupos diseminados, trataron de evitar un segundo ataque por el lado de Foz Calanda. Los carlistas tuvieron 50 muertos y 18 prisioneros frente a un capitán, un cabo y 5 granaderos liberales muertos y otros 15 heridos. El Barón de Hervés logró huir, pero fue capturado en Manzanera y fusilado en Teruel el 27 de diciembre .
    Tras la derrota de Calanda, se presentaron a los justicias de los pueblos un elevado número de sublevados para acogerse a los indultos que se promulgaron. El 11 de diciembre el Gobernador Acuavera comunicó que en el pueblo de Torrevelilla se había presentado "uno de los dispersos de Morella llamado Cases de La Codoñera, hermano de un oficial perteneciente a la facción". El 12 el alcalde de La Codoñera fue advertido que "Ramón Martín Jayme, Tesorero de la facción de Morella se halla refugiado en esa Vº y no dudo que puede estar escondido en casa de su cuñado Ramón Secanella en alguna otra; por lo que prevengo a V. que bajo la multa de 200 ducados y formación de la causa correspondiente sin dilación a su captura," el alcalde contestó que no se hallaba en la población. El 14 se presentaron en La Codoñera cuatro individuos que pertenecían a la facción de Morella, dos de Castelserás, uno de Calanda y otro de La Codoñera para acogerse al indulto.El mismo día, el alcalde certificó que de la villa "no ha salido hasta ahora ninguna persona para unirse a los llamados carlistas". El tiempo de vigencia  del indulto era de 15 días y de él se exceptuaba a quienes ostentaran desde el grado de capitán hacia arriba.
    Las autoridades liberales vigilaron las actividades de los carlistas indultados y prendieron en sus casas de La Codoñera a José Doz y a Manuel Cases, logrando escapar un individuo apodado El Molinero (Manuel Gil). El 10 de abril de 1834, Carnicer, que había cruzado el Ebro para apoyar el levantamiento carlista en Cataluña, fue derrotado en Mayals. Entre los prisioneros se hallaron 7 vecinos de La Codoñera: Manuel Serrés que había estado con la partida del Barón de Hervés en la acción de Calanda, y Antonio Alcañiz, Pascual Velilla, Alejo Insa, Antonio Jorge y Joaquín de...? pertenecientes a la partida de Carnicer y Ramón Sancho de la partida de Quílez. Los detenidos fueron obligados a servir durante seis años en los cuerpos de militares de Ultramar, en aplicación del Real Decreto de 21 de enero de 1834 para los reicidentes "en su criminal conducta", según decía la Gaceta de Madrid del 23 de enero. El día 29 de abril en una refriega en Aguaviva, la columna móvil del coronel Manuel Mazarredo deshizo a la partida carlista de Luis Bayod de La Codoñera que fue capturado. El 5 de mayo la columna cristiana del coronel Baudillo Mallot derrotó en las proximidades de Valdealgorfa a las facciones de Carnicer,de "Malos Ajos" de Montalbán y de Ramón Martín Jayme de La Codoñera que murió en el combate. Durante todo este tiempo La Codoñera será un refugio y lugar de paso para los carlistas como conocerá en su Campaña del Maestrazgo.
    El 3 de diciembre de 1835 habían abandonado La Codoñera 35 vecinos para unirse a la facción, con una población de 1.232 habitantes. Durante toda la guerra, no menos de 56 personas pasaron por las filas carlistas, incluído un fraile, Fray IgnacioMolins, hijo de Tomasa Cases en 1835. Las represalias se extendieron a las familias de los fugados y así en la citada relación se anota que en el fuerte de Torrevelilla se hallan detenidas desde hace un mes, las mujeres de Tomás Margelí, de Gregorio Gil y de Ramón Secanella y una hija Rafael Sanz. En algunos casos, la situación llegó a ser dramática, como fue el caso de María Gavín, vecina de Alcañiz que con fecha del 8 de mayo suplicaba desde La Codoñera que se la permitiera regresar a su casa, "aunque hace seis meses fue obligada a desalojarla para que fuera en busca de su marido Antonio Ballesteros por haberse fugado a la facción. La recurrente baga por los pueblos con una criatura menor de edad implorando la palabra de Dios para mantenerse y sufriendo todas las calamidades de la estación de los tiempos..."
  
    Artíulo publicado en la revista Compromiso y Cultura nº 61