jueves, 17 de octubre de 2024

LA SIBERIANA, UNA EMPRESA CASI CENTENARIA

 


    Los orígenes

    Los hermanos Joaquín y Juan Antonio Fuster Pallarés descendían del pueblo de Zorita en Castellón, y pertenecían a una familia de carreteros. Juan Antonio Fuster vivía con su mujer Dominga Sabater  y sus hijos José, Ramón y Domingo en la Avda. Bartolomé Estevan de Alcañiz. En 1931, su nombre figura en la matrícula industrial como poseedor de un carro de uso propio en el mismo domicilio. Dos años más tarde se le cita como constructor de carros. Domingo encontró empleo en las obras de construcción del ferrocarril de Val de Zafán.

   En 1936, Joaquín Fuster Pallarés poseía la fábrica de hielo llamada "El Polo Norte". Sus sobrinos José y Ramón Fuster, fundaron en 1931 una fábrica de hielo en la carretera de Zaragoza.

    Durante el bombardeo del del 3 de marzo de 1938, la residencia familiar quedó destruída y la familia fue a vivir a una masada hasta que acabó la guerra. En la carretera de la Estación se instalaría posteriormente la fábrica de gaseosas.

    Durante el último año de la guerra, José, junto a dos amigos, puso una taberna en la Plaza de Santo Domingo donde vendían gaseosas y bocadillos a los soldados acantonados en la ciudad. Las ganancias  fueron sustanciosas y permitieron a cada uno de ellos hacerse una casa. Tenían una camioneta que los soldados le confiscaron, pero al llegar al arrabal se les paró. Acudió José que pudo ponerla en marcha y recuperarla para el uso de la fábrica. En otra ocasión, durante la batalla del Ebro, mientras Franco estaba en Alcañiz, unos soldados fueron a buscar hielo y José les dijo que no había y por ello, no lo podía vender. Los militares enfadados replicaron que "si sabía a quién le negaba el hielo", a lo que respondió que "daba igual para quien fuera, que no estaba helado y no se lo podían llevar".

   A principios de los años 40, los tres hermanos construyeron unas viviendas en la carretera de Zaragoza. Un zahorí llamado Ángel les señaló el punto dónde podían encontrar agua y a qué profundidad la hallarían, por lo que perforaron un pozo al que nunca le faltó el agua. Entre 1931 y 1966, al frente de la fábrica de hielo, se encontraban José y Ramón Fuster Zapater.

   Las barras de hielo se llevaban a la estación envueltas en paja y se repartían por los pueblos del Bajo Aragón. Durante años, la gente iba con un cubo a comprar trozos de hielo para conservar los alimentos y tener bebidas frescas durante el verano. La fábrica trabajaba día y noche.

   Polos y caramelos helados

   Se dice que el primer polo fue inventado por casualidad en 1905 por un niño de once años, Fran Epperson, que vivía en la Bahía de San Francisco. Había preparado un refresco casero mezclando unos polvos concentrados de frutas con agua con un palo para removerlo. Llamado por sus padres, lo olvidó y lo dejó al aire libre. A la mañana siguiente, tras una noche muy fría, encontró el líquido congelado alrededor del palo. Hasta 1923 no patentó su invento. Los primeros polos en España fueron fabricados en Alcañiz en 1931.

   Los polos se obtenían en unos moldes que se se sumergían en una piscina con agua salada y amoníaco. Empleaban sacarina en lugar de azúcar para evitar que se dañara la textura del hielo, un edulcorante llamado dulcina y esencias de diferentes sabores, vainilla, fresa, chocolate. Finalmente añadían un mango, que era un trozo de caña recogido en La Estanca. También se producían caramelos helados, obtenidos de la misma manera que el hielo, en unos tubos estrechos y largos que se llenaban con mantecado, leche, chocolate, fresa, etc. Se cortaban y se envolvían igual que los caramelos.

   Espumosos La Siberiana

   La fábrica de gaseosas empezó a funcionar después de 1948, primero en la Plaza Cabañero y luego pasó a la Carretera de la Estación nº 22. Para las gaseosas producían un jarabe obtenido con ácido cítrico, dulcina, sacarina y esencia de limón que se ponía en una botella a la que se añadía agua con ácido carbónico. La fábrica contrataba varias mujeres para trabajar durante el verano, antes de empezar la jornada laboral rezaban el Rosario. El reparto, se realizaba mediante un isocarro y luego con dos camiones, un Ford de color azul y un Mercedes verde. En la década de 1970 competía con la otra empresa alcañizana de gaseosas, La Pilarica.

   También producían una bebida de cola, sifones y un refresco que se vendía bajo la marca La Colegiata, patentada en 1960. Los sifones se fabricaban añadiendo ácido carbónico al agua en una botella especial. Las colegiatas eran refrescos de limón o naranja con azúcar que se vendían en botellas de cristal que llevaban grabada la silueta de La Colegiata de Alcañiz que fueron muy demandadas. Del empleo de las esncias extraídas de las pieles de naranja y limones en los refrescos, surgió la idea de añadirlos a los polos. Su publicidad en la radio y a nivel de calle, hicieron muy popular una canción que decía:

                                                         Que rica es la Colegiata

                                                        Con buen aroma y mejor sabor

                                                           Todos la piden para beberla 

                                                         Porque ya saben que es buen limón

                                                               ¡Camarero, una Colegiata!

   Desde 1956, La Siberiana colaboró en todos los certámenes deportivos que se celebraron en Alcañiz, principalmente en los concursos de pesca, ciclismo, fútbol, etc. y participó en la entrega de premios a los ganadores. La fábrica de gaseosas cerró en los primeros años de la década de los ochenta, mientras que la fábrica de hielo lo hizo poco antes del cambio de década.

   En estos casi cien años de existencia de La Siberiana, se han vivido momentos duros. Durante la Guerra Civil sufrió daños durante el bombardeo aéreo de Alcañiz el 3 de maezo de 1938. El 21 de agosto de 1979, se produjo un robo en el almacén de bebidas de La Siberiana, propiedad entonces de Antonio Fuster y Amparo Fuster, en el que sustrajeron 13.000 pesetas. Pero el incidente más grave ocurrió el 19 de julio de 2014, cuando el almacén sufrió un aparatoso incendio al propagarse el fuego desde una finca rústica contigua por causa de las fuertes rachas de viento. Explotaron varios bidones y el almacén y su contenido sufrieron graves daños.

   La tercera generación

   Ramón tuvo dos hijos, Antonio y Amparo que continuaron la empresa. José tuvo tres hijas, María, Irene y Josefina que siguieron con la actividad empresarial hasta que se casaron. José, al retirarse, vendió su parte a su sobrino Antonio Fuster en 1966. En la actualidad es la tercera generación al frente de La Siberiana, dirigida por Inmaculada y Carlos Fuster, hijos de Amparo Fuster. La actividad empresarial se ha canalizado hacia el sector industrial que atiende a la hostelería (distribución horeca) en las comarcas del Mezquín, Matarraña, Bajo Aragón y Bajo Aragón Caspe.

   Agrdecimientos:

   Los autores agradecen la información prestada por María Jesús Fuster Buj y Rosa Senante Fuster, que ha permitido el redactado de este artículo.


   Artículo publicado en la revista Compromiso y Cultura nº 117

viernes, 4 de octubre de 2024

LAS RONDAS CARLISTAS DEL BAJO ARAGÓN

 



   Durante la Tercera Guerra Carlista, la obtención de los recursos necesarios para mantener la burocracia del estado y la guerra fue un serio problema en las zonas en lucha, sobre todo por parte carlista. Para debilitar al contrario, ambos bandos impusieron multas por tener familiares en el ejército oponente y dictaron medidas coercitivas para embargar sus bienes. A estas dificultades, se añadía que las partes contendientes, se coportaban como si se movieran en un territorio ocupado, con exigencias en víveres (pan, carne y vino) e impuestos a las poblaciones. Estas se encontraban permanentemente endeudadas e imposibilitadas de sostenerse si las cosechas eran adversas. La escasez de grano encareció precios del pan y los bajos precios del vino, junto a las duplicaciones e incluso triplicaciones del pago de las contribuciones, arruinaron a los campesinos con menos recursos. El ayuntamiento de Alcañiz envió una comisión a Madrid, en agosto de 1874, para que negociara los asuntos de la guerra en la ciudad, especialmente el pago de las contribuciones. El resultado de la gestión, salvo por las buenas palabras que se dijeron, no tuvo logro alguno.

   El 13 de octubre de 1873, el general carlista Marco de Bello entró en Cantavieja que poco después se convirtió en capital del estado carlista. Marco demostró ser un buen administrador civil y militar, pero fue muy criticado por sus compañeros de armas y por los asesores del pretendiente Don Alfonso que le consideraban "mejor administrador que militar", al pagar puntualmente a sus soldados. En Cantavieja instaló la oficina de administración y hacienda, con una caja única que centralizaba el pago trimestral de las contribuciones territorial e industrial, según los repartos acordados. Allí debían acudir los representantes de hasta 250 pueblos para efectuar las liquidaciones. Las duplicidades en los pagos eran frecuentes cuando otras partidas se movían por el mismo territorio. Cuando las fuerzas de Aragón se desplazaban hacia el río Martín o por la línea de Montalban a Teruel, eran reemplazadas por las de Polo, Vallés, Panera y Pascual que exigían las mismas contribuciones además de otras exacciones. Marco, se entrevistó con Vallés, comandante general interino de Valencia y Castellón para definir sus áreas de actuación y cooperar en las operaciones militares. Como Vallés continuara recaudando impuestos en el Maestrazgo controlado por Marco, éste se quejó al ministro de la Guerra General Elio, quien emitió una orden, el 12 de enero de 1874, para corregir la conducta de Vallés. En marzo de 1875, al producirse en la zona del Matarraña nuevas rivalidades entre la Ronda de Fabara y los recaudadores de Vallés, Dorregaray prohibió dar dinero o raciones a quienes no pertenecieran a las tropas carlistas de Aragón.

   Con la proclamación de la I República, el 11 de febrero de 1873, la Tercera Guerra Carlista alcanzó su grado mayor de intensidad. El suceso más importante acaecido en Caspe fue la entrada de Vallés el 16 de octubre con 2.000 hombres y 150 caballos, sin encontrar resistencia a su entrada. Los 72 Voluntarios de la República que custodiaban el fuerte del Castillo de la Bailía, se entregaron de forma inmediata. A Vallés se le sumaron 600 caspolinos que, en unión de los carlistas, prendieron fuego al Castillo de la Bailía y al viejo Convento de la Orden de San Juan. Vallés exigió a los contribuyentes 41.327 pesetas.

   El 21 de febrero de 1874, la fuerza carlista dirigida por Marco de Bello, compuesta por unos 3.000 soldados y 250 caballos, se dirigió a Maella y Caspe para recaudar fondos destinados a la compra de armamento y al pago de los uniformes que vestían sus hombres. En Maella recaudó solamente 40 duros de los 13.000 que esperaba requisar y luego marchó a Caspe, donde recaudó 33.500 reales. La llegada de las tropas de Despujols le hizo huir y le capturó más de 250 hombres, numerosas armas de fuego, 80 caballos y la recaudación realizada.

   Para no distraer más soldados de los necesarios, en 1874 se crearon rondas volantes que recorrerían los pueblos para cobrar las contribuciones y estaban formadas por pequeños grupos armados que acompañaban al recaudador. Su uniforme en un principio era muy variopinto, estaban cubiertos con boinas rojas rojas, blancas o azules y traje popular o con polainas encarnadas y blusas azules con lista también encarnada en el pantalón, armados de trabucos, escopetas, fusiles recortados, sables, puñales y algún revólver. A su llegada a un lugar, publicaban un bando para que los vecinos fuesen a pagar las cuotas, bajo pena de 200 reales de multa y la amenaza de llevárselos y comer de su bolsillo. Los primeros en acudir eran normalmente los principales propietarios, los cuales en ocasiones adelantaban el pago, mientras la mayoría de los contribuyentes se mantenían a la expectativa. Las desudas se veían rebajadas si justificaban haber cumplido los pagos anteriores. Cuando la ronda abandonaba la población se llevaba la lista de terratenientes para que pagaran sus cuotas y otra con los morosos. De las cantidades cobradas, se extendía un recibo. Los pueblos debían acudir a Cantavieja para efectuar la liquidación o eran multados en caso de no presentarse. Con quienes no cumplían, por motivos idealógicos o por causas personales, se empleaban métodos violentos, como destrozo de puertas de sus casas, y las confiscaciones de colchones, camisas, sábanas, jamones, etec. En determinadas ocasiones se produjo el encarcelamiento de los componentes de los ayuntamientos que se resistían al pago.

   Los mandos militares gubernamentales se opusieron a que las localidades pagaran las contribuciones, pero aquellas situadas en áreas desguarnecidas de fuerzas prefirieron  continuar con el pago. Para evitarlo, las tropas gubernamentales recorrían esos puntos, y a su vez, también exigían el pago de las mismas contribuciones. Así, el 17 de mayo de 1875, los batallones de Guadalajara y Orense regresaron de Caspe con más de 60.000 reales de los cobros efectuados. La desviación de fondos fue severamente castigada por los carlistas. En enero de 1875, fue detenido el comandante de armas de Beceite por exigir contribuciones sin tener autorización para ello y el día 16 se fusiló a un oficial por desertar y fugarse con 15.000 duros de la recaudación. El 20 de febrero, el comandante de armas de Valderrobres fue llevado a los calabozos de Cantavieja para ser juzgado por malversación de caudales, por orden de Gamundi. Las rondas, además de cobrar contribuciones, se encargaban de mantener el orden público en el territorio que controlaban. Se encargaban de recoger a los mozos de 19 años para incorporarlos a sus filas como voluntarios. Quienes no lo hacían eran buscados y conducidos a puntos fortificados y unidos a aquellos que habían sido indultados por el gobierno y que no querían volver a filas. También interceptaban la correspondencia oficial, aunque se respetaba la particular. En Aragón funcionaron seis rondas o partidas recaudatorias, encuadradas dentro de la tercera brigada de Aragón que mandaba el brigadier Pascual Gamundi.

   La Ronda de Alcañiz, al mando del alférz de caballería Narciso Carceller "El Seco de las Parras", contaba con 70 infantes y 6 caballos. Gamundi, lo nombró sargento de su partida e 1873 y le permitió moverse por el distrito de Alcañiz. Sus hombres se encargaron del cobro de los pueblos situados a ambos lados de la carretera de Morella. La ronda fue muy temida en todo el Bajo Aragón y la presa le atribuyó todas las tropelías posibles. Así, el 16 de mayo, El Mercantil Valenciano publicó la siguiente noticia: "Hace tres días que se encontró en las Cuevas de Castellote el cadáver de un desgraciado liberal, mandado fusilar por orden del cabecilla el Seco de las Parras , célebre ya en estas comarcas por la frecuencia con que repite hechos de esta naturaleza". El 10 de junio de 1875, se hallaba en Calanda camino de Foz Calanda con la ronda de Pericón, donde cortó por segunda vez la acequia Vieja. A primeros de julio estaba en Castelserás, de nuevo junto a Pericón, como protección del ejército carlista cuando se retiraba hacia Alcañiz y Caspe. La desmoralización causada por esta retirada y el constante acuso por parte de las columnas volantes del gobierno provocó entre el 3 y el 20 de julio la deserción de 105 hombres que se presentaron en Alcañiz para pedir el indulto. El 17 habló de los pocos hombres que le quedaban para proponerles que quienes pensaran acogerse a indulto. Protegido por su familia en Las Parras pero acosado por las continuas batidas de la Guardia Civil, fuerzas del ejército y los voluntarios de Alcañiz, salió de su escondite y se entregó en La Ginebrosa el 1 de octubre. En los años siguientes, su presencia fue reclamada por los juzgados de Morella, Castellote y Mora de Rubielos. La madrugada del 24 de abril de 1878, se fugó de la cárcel de Alcañiz, al tiempo que el juzgado de Castellote lo reclamaba por lesiones y exacciones ilegales. El gobierno tocó a somatén en los pueblos de Mas de Barberans, Ulldecona, San Carlos de la Rápita, Alfara y Arnés, que junto con fuerzas de la Guardia Civil salieron en su búsqueda. Finalmente, el 25 de noviembre fue capturado y llevado a la cárcel de Valderrobres. En abril de 1879, fue reclamado por el juez de primera instancia del partido de Mora de Rubielos por asesinato. El 3 de octubre, fue condenado a 21 meses de prisión corrreccional en Castellote por dar palos a un paisano que llevaba un parte verbal al brigadier Despujols, dejándole gravemente lesionado y sin asistencia. El 24 de junio de 1887, mientras cumplía una larga condena en la la cárcel de Alagón, fue indultado merced a las gestiones del diputado de Alcañiz, Juan José Gasca. Por R.O. de 4 de 1889 se dispuso el sobreseimiento de la causa incoada por el Juzgado de Instrucción de Castellote por las exacciones y el incendio de los registros civiles además de otros excesos cometidos durante la guerra.

   La Ronda de Favara, fue liderada por el comandante de infantería José Ros, y contaba con 90 infantes y 6 caballos. En agosto de 1874, fue sustituido por Tomás Alonso Caspe. A lo largo de 1875 tuvo otros jefes, como Estrada de Alcañiz, Jerónimo Sorrosal y Pascual Navarro. Su área de operaciones se centraba en el Matarraña, aunque en ocasiones cruzaba el río Ebro adentrándose en los Monegros para efectuar recaudaciones. El 26 de enero de 1875, entró en Caspe y se apoderó de la correspondencia pública. El 4 de julio, la Ronda cruzó el Ebro en dirección a Francia, siguiendo el ejército de Dorregaray. Tras la conclusión de la guerra, el 15 de diciembre, el fiscal militar de Zaragoza emplazó a la Ronda para que rindiera cuentas de sus acciones y ordenó la detención de José Ros. Fue acusado de abrir fuego contra los carros que transportaban heridos, así como intentar llevarse prisioneros a dos artilleros heridos durante un enfrentamiento ocurrido el 4 de junio de 1874 contra las tropas de Despujols.

   La Ronda de Hijar, bajo el mando del comandante de infantería D.M Manero "Pericón", con 25 infantes y 124 caballos. A primeros de abril de 1874, siendo comandante de armas Alloza, fue encargado por Marco de recoger fondos en los pueblos alejados de Cantavieja. La prensa publicó que el día 9 de abril había muerto en La Ginebrosa en el curso de un encuentro con una columna del ejército en el que fueron capturados 50 hombres de una partida de 150 efectivos. El 11 de abril, cobró 5.000 reales en Calanda, mientras sus hombres recorrían las calles y cantaban:

                                                Hasta que llegue vencer,

                                                 Si puedo mascar el agua,

                                                  Ya no quiero más mujer

                                                   Sino fusil y canana.

                                                    Somos carlistas

                                                     De corazón

                                                     Que defendemos

                                                          La religión

   El 28 de abril, fue sorprendido en Ejulve por una columna del ejército mientras estaba recaudando con 40 hombres. Perdió su caballo y su partida tuvo varios muertos. El 4 de julio estuvo en Bujaraloz. A las 9 de la mañana del 14 de julio entró con 60 hombres en Híjar y destrozó el telégrafo. El 26 de agosto exigió 9.150 duros en Quinto que luego redujo a 4.000, rompió el telégrafo y se llevó al telegrafista, dos días más tarde se paseaba por las huertas de Alcañiz. El 3 de noviembre, fue destituído temporalmente por Gamundi, tras ser derrotado por Despujols. La noche del 7 de febrero de 1875, cortó la línea telegráfica de Calanda. El 4 de marzo se llevó 6.000 reales de la contribución de Caspe y el 10 de mayo destrozó el gallipuente de Castelserás. El 4 de julio cruzó el Ebro y entró en Bujaraloz camino de Barbastro. La Ronda fue derrotada por la columna de Delatre y posterormente pasó al exilio.

   La Ronda de Daroca, estuvo dirigida por el comandante de infantería D.B. Muñoz con 85 infantes y 8 caballos. Fue la última fuerza carlista en cruzar el Ebro y se encargó de destruir las barcas de Chiprana y Caspe para impedir el paso de las columnas perseguidoras del ejército de Weyler.

   La Ronda de Montalbán, su jefe fue Ramón León "El Chepa" con 20 infantes y 10 caballos.

    La Ronda de Josa, integrada por 20 infantes y 10 caballos.

   Al término de la guerra, los pueblos se hallaban arruinados. A pesar de ello, fueron obligados a pagar las contribuciones pendientes, aunque hubieran sido abonadas a los carlistas. Los recaudadores recorrían los pueblos exigiendo el pago, acompañados de fuerzas de la Guardia Civil y los voluntarios movilizados, para evitar desórdenes.


    Articulo publicado en la revista Compromiso y Cultura nº 116

  

   


miércoles, 2 de octubre de 2024

LAS CARRETERAS DE LA CODOÑERA

 


    Hasta finales de la primera década del siglo XX, ninguna carretera cruzaba el término de La Codoñera. Las comunicaciones continuaban siendo deficientes, con unos pocos caminos de carro y estrechas sendas restringidas al paso de las caballerías. A finales del siglo XIX, era voz general la necesidad de mejorar la infraestructura viaria de la provincia abriendo caminos que enlazaran las poblaciones y facilitaran el tráfico de mercancías. La profunda crisis económica vivida durante el último tercio del siglo, con un fuerte paro, crisis de subsistencias, huelgas y fuerte emigración, motivaron que las promesas en obras públicas (construcción de ferrocarriles, carreteras y pantanos) figuraran en los programas de todos los candidatos políticos, los cuales debían contar con el beneplácito del cacique local para ser elegidos. En este ambiente se sitúa el proyecto de carretera de Torrevelilla a Maella. La construcción del camino vecinal de la Val de Ripoll tuvo que esperar hasta la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera.

   Carretera de Torrevelilla a Maella

   La primera carretera construída en La Codoñera se remonto a la legislatura de 1893, cuando el Congreso de los Diputados sancionó la iniciativa presentada por el diputado liberal por el distrito de Alcañiz, Augusto Tomás Blanco, para la construcción de una carretera entre Torrevelilla y Maella pasando por La Codoñera, Torrecilla de Alcañiz, Valdealgorfa y Mazaleón. El 4 de julio de 1894, el Diario Mercantil de Zaragoza publicó la noticia de que el ingeniero de caminos Sr. Mendizabal había salido de Alcañiz para iniciar los estudios de la carretera de Torrevelilla a Maella, acompañado del personal de obras públicas. El 21 de julio de 1894, se aprobó su construcción pero no se realizó.

   En diciembre de 1905, Juan Pío Membrado, publicó en Tierra Baja, un artículo reivindicando la construcción de la carretera de Torrevelilla a Maella, incluida en el Plan General, que por su carácter trasversal uniría aquellos pueblos que disponían de ella. La vía propuesta atravesaría el camino de carro de Fórnoles a Castelserás en La Codoñera, el camino de carro de La Codoñera a Castelserás en Torrecilla y las carreteras de Zaragoza a Castellón y de Alcolea del Pinar a Tarragona en las Ventas de Valdealgorfa. Poco después, el 31 de agosto de 1907, el calacitano Santiago Vidiella, reclamó desde las páginas del Heraldo de Aragón la construcción de la citada carretera y de otras más necesarias para el porvenir de la Tierra Baja.

   El 8 de agosto de 1908, la Dirección General de Obras Públicas anunció en la Gaceta de Madrid que el 18 de septiembre se procedería a la subasta pública de las obras de construcción del primer trozo de la carretera de Torrevelilla a Maella, cuyo presupuesto de contrata era de 208.904 pesetas en una obra que se ejecutaría en cuatro años.

   El tramo subastado iba desde Torrevelilla al km 253 de la carretera de Zaragoza a Castellón (situado a 1 km al sur del actual polígono industrial de las Horcas). La longitud del trozo era de 12.796 m con un ancho de 5 metros con 3,5 de firme y 1,5 en los mordientes, con una capa de recebo encima para llenar los huecos. Debían construirse tres pontones, uno de los cuales era el puente sobre el río Mezquín en el Molinet, además de 3 badenes de 15 m y 7 de 10 m. Su conservación costaría 224 pesetas/km. La construcción del puente del Molinet suponía un alivio para quienes debían cruzar el vado del río cuando se producían crecidas.

   Las cuentas de la herrería de Miguel Pérez, situada en la calle de la Nevera, muestran que se trabajó intensamente durante los meses de julio a septiembre del año 1911. A la herrería se llevaban a afilar entre 4 y 16 barrenas diarias, además de picos, palas, y se ponían herraduras a las caballerías, excepto los sábados y domingos. Entre los días 23 y 24 de agosto se afilaron 31 barrenas, 40 palas y 4 picas.

   Esta carretera, considerada de categoría local, corresponde a la actual A-2.408. Se inicia en el km 14,4 de la carretera de Castelserás a Torrevelilla (actual A-1.409) y tras 2,5 km llega a La Codoñera. La caretera continua hacia hacia Torrecilla (km 6) y luego por la llamada carretera de Sanchernar sigue hacia la general de Morella (N-232).

   El primer autocorreo de la línea Alcañiz-Castellote llegó el 29 de octubre de 1922. El 29 de mayo de 1923, se inauguró el servicio de autocamión de la empresa Hijo de Rufino Foz para carga y pasajeros entre La Cañada y Alcañiz. El 22 de julio de 1923, se produjo un grave accidente cuando el camión de Rufino Foz atropelló a las 5 h 30 minutos de la tarde a un carretero de Vinaroz en La Pesquera. Durante los combates del 19 de marzo de 1938, el puente del Mezquín, en el Molinet no resultó afectado. En 1948 se repararon los km del 6,1 al 12, 9.

   En mayo del 2000, la Dirección General de Carreteras del Gobierno de Aragón publicó el proyecto de acondicionamiento de la carretera entre La Codoñera y Torrecilla de Alcañiz, presupuestado en 25.000.000 de pesetas. Se realizaron voladras de las rocas que forzaban a unas peligrosas y cerradas curvas de la carretera sobre el río Mezquín.

   Las longitudes de los tramos acondicionados fueron:

   De La Codoñera a la carretera A-1409 ----2.479 metros

   De La Codoñera a Torrecilla de Alcañiz ---2.885 metros

   Intersección a La Codoñera ------------------374  metros


Artículo publicado en el programa de fiestas patronales de La Codoñera de San Cosme y San Damián de 2024.