El pasado 15 de agosto, se presentó en el pabellón de La Codoñera dentro de los actos de las Jornadas Culturales: "El crimen de Las Torretas/Lo crimen de Les Torretes". El acto acabó con la actuación de música tradicional del grupo del Mezquín "Barranc Fondo".
También tuvo lugar el mismo acto, en el pabellón de La Cerollera el 20 de agosto. En La Cañada de Verich se presentó en la Plaza. En Valderrobres el domingo 22, en Camins Serret. En Torrevelilla el día 28 y para finalizar en Belmonte el día 7 de septiembre en la sala de plenos de los dos municipios.
En todas las presentaciones, hubo un gran interés y participación de los asistentes para saber un poco más de este macabro hecho, en el debate que se hizo al final del acto.
La novela está enmarcada dentro del contexto histórico tan convulso del siglo XIX, es por tanto la memoria de los acontecimientos históricos que marcaron este siglo, de las guerras carlistas y sus repercusiones en el Bajo Aragón. Y es el recuerdo del modo de vida cotidiana en los pequeños pueblos y la recreación de los trabajos y preocupaciones de una familia de agricultores de La Cerollera. Pero sobre todo, es un canto a la fuerza de la vida, como la que late en los olivos centenarios del mas de Royo, que acompañan en su destino a los protagonistas de la novela. Siendo la crónica de unos asesinatos atroces e inexplicables que siguen conmocionando al lector casi 150 años después. El fondo del asunto fue la hybris basada en la venganza y el odio. El sentido y argumento de la novela representa el triunfo de la VIDA sobre la MUERTE.
En esta novela, se da pie a la obra de Miguel de Unamuno "Paz en la Guerra". Con su título se vislumbra que la obra pertenece al género negro. En el prólogo se dan los detalles y el lugar donde tuvo lugar el crimen y los nombres de las personas asesinadas; un padre y sus dos hijos víctimas del suceso. Donde una cuarta víctima pudo escapar unas horas antes de que ocurrieran los hechos, con la sorpresa añadida para los autores del crimen al tenerlo todo planeado.
En el lugar donde ocurrieron los hechos se encuentra un peirón de piedra, en el cual hay una hornacina con unos azulejos macabros donde están muertos las tres víctimas, junto a un reguero de sangre y encima de sus cabezas una cruz . En ellos reza la siguiente inscripción: Aquí murieron alevosamente Francisco Bayod y sus dos hijos, Pedro y Sebastián el 11 de marzo de 1879.
La trama negra no aparece hasta el final de la obra, manteniendo el hilo con las premoniciones que el lector ira descubriendo poco a poco. Se desarrolla en el tronco familiar del matrimonio entre Cristóbal y María de La Cerollera, donde irán apareciendo los conflictos internos para el posterior desenlace en el clímax.
Los personajes se irán alimentando de aquellas vivencias definidas en aquel mundo rural oscuro y cerrado de la autarquía, con el convulso siglo XIX, que marcó un antes y un después en la historia de España; con la inestabilidad política, los conflictos bélicos, junto a la crisis económica del final de la centuria, que provocó el inicio de un proceso de despoblación que continuó en el Bajo Aragón hasta el siglo XX. La voluble meteorología, la bajada de precios y el cólera contribuyeron a agravar la situación.
Por tanto, todo ello se verá reflejado en los pueblos, y muy definido en las familias que tuvieron el aliento y ánimo para sobrellevar todas aquellas adversidades y cargas que iban apareciendo.
La felicidad de la familia Bayod, se vivió y desarrolló con el tiempo en el campo de los olivos centenarios del mas de Royo, donde construyeron su modo de vida en lo más humilde. Todas las vivencias que les fueron apareciendo a los descendientes, las transmitieron a los hijos, para dejar constancia como legado cultural de la familia.. Secuencias inolvidables de aquel modo de vida.
En sus páginas, también están presentes las injusticias provocadas por el capricho de los gobernantes que ocultaron dejando impune hechos tan terribles como: el "Crimen de las Torretas". Injusticias como librarse del Servicio Militar Obligatorio, los más pudientes o los que tenían familiares relacionados con el ejército y el poder. Sobrecargar al pueblo en normas e impuestos. En definitiva, manejar al pueblo bajo el dictado de la opresión y el miedo.
También están reflejados el ciclo agrícola y festivo que era el medio de vida para poder sobrevivir, y a la postre todas las adversidades de epidemias de cólera de 1854, 1853 y 1865. La gripe de 1847 y 1848.
Artículo publicado en la revista Compromiso y Cultura nº 82